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esclavizaban la intelijencia del colono, impidiendo su desarrollo natural, amortiguando su actividad i fatigándola en cuestiones antisociales calculadas para mantener el fanatismo i la servidumbre perpetuamente; al hablar de las leyes i preocupaciones que hicieron desaparecer al pueblo indíjena, que condenaron a la degradacion a los mestizos, que fascinaron con quimeras i monstruosas aberraciones a la primera clase, que estancaron en su jérmen los elementos de la prosperidad material de la nacion, encadenando la industria i haciendo necesaria la pobreza i el aislamiento; al hablar de todo esto, repito, ¿no he diseñado i aun descrito ya las costumbres privadas i el carácter de esta sociedad a que se dirijen mis investigaciones? Tengo para mí como fuera de duda que han debido influir tambien en la vida del colono, dando cierto colorido i estabilidad a sus hábitos domésticos, i a sus inclinaciones individuales una propension especial, esas mismas causas que han orijinado i desenvuelto sus costumbres sociales, haciendo de ellas un todo moral, que constituye el espíritu de nuestra sociabilidad i que se descubre en donde quiera que observemos al hombre en contacto i relacion con el resto de sus coasociados. Fijemos si no la atencion, para convencernos de que así se ha verificado, en lo que nos refieren todavia de la sencillez, inocencia i pureza de las costumbres coloniales los hombres de tradicion que aun recuerdan aquella época fatal, lamentando no pocas veces con una candorosa falta de juicio su desaparicion; oigamos discurrir al dignísimo obispo Villarroel, que a mediados del siglo XVII hablaba sobre las costumbres de su diócesis de San

tiago, i nos convenceremos de que el hombre en sus relaciones privadas no era diferente de lo que parecia cuando se le consideraba como hombre social: al contrario, siempre llevaba la marca indeleble del sistema de sus dominadores. Para comprobar aquel santo prelado la simplicidad de la vida de los chilenos, pondera detenidamente la castidad i recato de ambos sexos "su entereza en la fé cristiana i su caridad, considerando sobre todo esta virtud en relacion con la relijion, porque para el culto divino eran los habitantes tan profusos que al parecer no daban sino que derramaban." (1) Ya he indicado otra vez la causa que hacia refluir toda la actividad del colono sobre los placeres del culto relijioso i de las prácticas supersticiosas, i las palabras que acabo de citar vienen a corroborar mi indicacion, ántes que a comprobar que el pueblo supersticioso, ignorante i esclavo no estuviese ocultamente corrompido por todos los vicios propios de su degradacion. Fl mismo dignísimo prelado no pudo escusarse de aludir a las providencias que en varias ocasiones habia sido necesario tomar contra el juego, el cual por sus desordenadas consecuencias, turbaba la aparente virtud de los colonos. Ese i otros vicios corroian en silencio el corazon de una manera que no alcanzaba a disfrazar el disimulo; i por esto podria haberse dicho con mas propiedad de ese pueblo lo que Jesucristo decia de los Escribas i Fariseos, que de fuera se mostraban justos a los hombres, estando por dentro llenos de hipocresía e

(1) Gobierno eclesiástico pacífico, por el obispo VILLARROEL, tomo II, part. 2, cuest. 20, art. 20

iniquidad. (1) La práctica del culto esterno no supone siempre la bondad en las costumbres, ni arguye el conocimiento i práctica del evanjelio; i la sencillez de vida que se alaba no es otra que la que produce en el hombre la esclavitud i el embrutecimiento. (2)

(1) S. Mat., cap. XXIII, v. 28.

(2) Mui ciertas i fundadas son las reflexiones del autor sobre el estado de desmoralizacion a que las vanidades del culto i de otro jénero habian arrastrado a los colonos. La relijion era una verdadera idolatría i sus fiestas, a falta de otras, eran el teatro del lujo i de la ostentacion mundana. En los mismos dias del celoso Villarroel, tronaba contra el lujo de los faldellines el sencillo jesuita Ovalle, cuando escribia en Roma su Historia de Chile, pues asegura que el lujo de las mujeres arruinaba las mas pingües fortunas. Esto sucedia a mediados del siglo XVII.

En la mitad del último, el insigne obispo Alday dictó en su Sínodo (const. VI, tít. XIV) varias medidas contra el lujo i la inmoralidad de las procesiones, i aun llegó a escribirse en esa época i por un fraile franciscano, cuyo nombre no se nos viene a la memoria en este instante, un grueso volúmen sobre el uso de los vestidos con cauda.

En 1779 se constituyó en acuerdo la real audiencia de Santiago para tomar medidas a fin de precaver la inmoralidad en las familias; i con fecha de 15 de marzo de ese año promulgó un auto por el cual, a fin de procurar "la conservacion del decoro, esplendor i limpieza de las familias ilustres de estos dominios, que aunque mas distantes del trono, por sus esmerados servicios i noble lealtad se han hecho dignos de su soberana clemencia, mandaba que se prohibiese el abominable exceso i bárbara costumbre que reina en las campañas de estraer las hijas del poder de sus padres, conduciéndolas a despoblado, donde las tienen algunos dias los que pretenden casarse con ellas..."

Por ese mismo auto se prohibia a las familias nobles el casamiento con mulatos, negros i coyotes, a no ser que tuviesen algunas de estas condiciones: 1 que fueran ricos (esto es, una fortuna mayor de doce mil pesos;) 2 que sirvieran en la milicia, i 3 que profesaran alguna de las tres bellas artes. (Papeles sueltos del archivo de Buenos Aires.)

Comparando tiempos, puede asegurarse con toda conciencia que en el dia hai mucha mas moralidad social i doméstica que en los tiempos del coloniaje.-V. M. (Nota de la 3 edicion.)

Es cierto que las virtudes cristianas no son las que menos aprovechan a un pueblo, por cuanto siempre son el oríjen i el fundamento mas sólido de su moralidad; pero sucede necesariamente que cuando no se mira la doctrina del Salvador como la base de la civilizacion i de la libertad, cuando en lugar de considerarla como la mas bella garantia de los derechos del hombre, se la hace servir de instrumento del despotismo, entónces aquellas virtudes no pueden neutralizar los vicios ni disminuir la influencia antisocial que ejercen los errores i las preocupaciones que enjendra i mantiene un poder opresor que esclaviza el espíritu, i que en su propio bien aniquila la sociedad, impidiendo su desarrollo. Tal era lo que sucedia precisamente entre nosotros, de manera que el fervor con que el colono se entregaba al culto esterno i a la práctica de sus supersticiones, no puede inducirnos a creer que éste poseia realmente las virtudes cristianas, sino que por el contrario viene a servirnos para esplicar su cordial adhesion al sistema que le oprimia, porque esas costumbres propendian a mantener siempre en aumento el poder teocrático i el rejio, i a fundar mas sólidamente su prestijio. Aquel fervor, siendo resultado natural de este sistema, era propiamente el fanatismo estúpido en que se apoyaba, era, mas claro, la ciega intolerancia contra todo lo nuevo, de la cual necesitaban esos poderes para mantener al pueblo estacionario e ignorante i dominarlo perpetuamente a su arbitrio. (1)

(1) La relijion no era otra cosa que una devocion fundada en supersticiones i fomentada por supercherías. El viajero Frezier, que estuvo en estos paises a principios del siglo pasado, narra minucio

No niego por esto que la relijion cristiana tenga el mas poderoso influjo sobre la moralidad de las sociedades, que por fortuna la profesan; ni quiero decir que en cuanto pudo comprenderla el pueblo de Chile, dejase de influir benéficamente en su carácter i sus hábitos, para darles simplicidad, para alejar de los ánimos la corruptora desesperacion que la esclavitud produce, aun para templar hasta cierto punto los efectos funestos de las preocupaciones antisociales

samente en su Relation du voyage, etc., las prácticas relijiosas de los chilenos i peruanos, de "este pueblo no solamente crédulo hasta el último punto, como dice, sino tambien supersticioso." Otros muchos testimonios históricos podriamos citar en apoyo de esta verdad, si no bastara considerar lo que hoi pasa a nuestra vista. Entre muchas relaciones i observaciones de Frezier que parecen hechas hoi mismo, tienen toda su actualidad, despues de 155 años, las siguientes palabras de aquel sabio, escritas en la pájina 219 de su libro: "Sé bien que se cuidan de recitar muchos rosarios por dia, pero por eso puede decirse que son verdaderos Fariseos i que creen que la oracion consiste en hablar mucho, aunque de la boca para afuera, ì con tan poca atencion, que marmotean su rezo frecuentemente, conversando de cosas que casi no son compatibles con los ejercicios piadosos. Por otra parte, viven todos con una fuerte presuncion de su salud, fundada en la proteccion de la vírjen i de los santos, que creen asegurar por algunos ejercicios de cofradia, en los cuales los frailes los han asociado, sin hacerles observar que la primera devocion consiste en la reforma del corazon i en la práctica de las buenas costumbres. Al contrario, parece por las revelaciones i los milagros poco averiguados que les despachan en sus predicaciones, que quieren abusar de la facilidad sorprendente con que aquellos pueblos creen las cosas mas ridículas i contrarias a la buena moral, lo que es sin duda mui pernicioso a la pureza de la relijion i mui prohibido por una constitucion de Leon X, dada en 1516. Yo podria de esto citar muchos ejemplos, si la grosería de tales ficciones no fuera capaz de hacer sospechar que exajero: de ahi viene que aquellas jentes no saben casi lo que es rogar a Dios, pues se dirijen solamente a la vírjen i a los santos, de modo que lo accesorio de la relijion ahoga en ellos lo principal."

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