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CAPITULO CUARTO.

Constitucion del Gobierno en 1814.

Examinando la prensa i los documentos históricos de los últimos meses de 1813 i de principios de 1814, vemos patente el progreso de la revolucion, pues aunque en la clase mas acomodada, tan solo se nota una simple aquiescencia, que bien podria confundirse con una indiferente tolerancia, no sucede así en la masa del pueblo, en lo que podria haberse llamado estado llano, porque sus individuos aceptan con entusiasmo el jigante propósito de libertar el pais i no perdonan sacrificio para alcanzarlo. Este fenómeno se esplica fácilmente por los antecedentes de cada una de estas clases de nuestra sociedad, para quienes los resulta. dos de la revolucion no podian ser igualmente ventajosos. Con todo, no tiene en esto la revolucion un apoyo suficiente; los elementos reaccionarios existen en el corazon de la sociedad, i aun en medio de los progresos de la revolucion se nota un descontento sordo hace cada dia mas dificultosa la empresa, que oponiendo embarazos que desaniman i que perturban la buena direccion de los negocios. Este descontento es fomentado por el pavor que ha infundido la guerra en un pueblo tan pacífico, tan quieto i tan habituado a la inercia, que se siente mas inclinado a renunciar

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HISTORIA.

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los desconocidos beneficios de la libertad, que a procurárselos a costa de tantos desastres. No pocos de los patriotas mismos comienzan a sentirse amedrentados i a desencantarse de sus ilusiones, porque no se imajinaron jamas que la ventura que habian deseado alcanzar para su patria, costase tan amargas desgracias i tan injentes sacrificios. Por otra parte, el orgullo aristocrático ofendido con la frecuente aparicion de hombres nuevos que, sin timbres de familia i sin mas título que su mérito personal, ocupan puestos importantes en el ejército o toman parte en los negocios públicos; i la incuria i el egoismo de gran parte de los propietarios, que se resisten a erogar algo de sus rentas para sostener los gastos de la administra cion i de la guerra, a pesar de que la prensa los estimula con razonamientos enérjicos i con el ejemplo de las clases pobres i aun de los campesinos que se despojan gustosos de los objetos de su uso por contribuir a la defensa de la patria, son tambien estímulos poderosos que vienen a propagar el descontento, aun entre los patriotas comprometidos, a sujerir a los amigos de la metrópoli fuertes argumentos contra la revolucion, i a dar a los enemigos del jeneral Carrera motivos plausibles para atacarlo i para justificar la desconfianza i recelos con que miran su conducta.

A principios de 1814, ya se ha mudado el aspecto risueño que describiamos, hablando de los acontecimientos de 1813. Ahora todo es desconsuelo: odios profundos, ajitados por chismes i rencillas malignas, dividen los ánimos de los realistas i patriotas i principalmente los de éstos entre sí; el ejército enemigo se muestra triunfante en posesion de gran parte de

las provincias del Sur, i recibe todavia mas refuerzo en la division que el virei del Perú manda a las órdenes de Gainza. Mientras tanto el nuestro está desnudo, sin recursos, sin elementos de guerra, sin medios para permanecer en campaña: sus jefes andan divididos por rivalidades que la Junta gubernativa ha suscitado con las medidas tomadas para separar de su mando a los Carreras, a quienes se supone causa principal de estas desgracias. En Santiago cobra cada dia mas prosélitos la opinion de que es indispensable terminar la guerra a toda costa, porque con la paz i una conducta disimulada puede alcanzarse todo, hasta la independencia; se censuran los procedimientos de la Junta, aun por los enemigos mismos de Carrera que la habian instigado para trasladarse a Talca i dar a O'Higgins el mando de las fuerzas; el órden actual, en fin, fatiga i desespera: todos quieren una reforma, unos en un sentido realista, otros en sentido revolucionario; i entre tantas opiniones, hai una que sorprende agradablemente a los patriotas: tal es la de cambiar la forma del gobierno, depositando la autoridad en uno solo, como acababa de hacerse en Buenos Aires, para darle mas unidad, mas enerjía.

En este grado se hallaban las cosas en la capital, cuando volvió a principios de marzo la Junta gubernativa, despues de haber dejado arreglados los negocios del Sur i nombrado jefe del ejército libertador al coronel don Bernardo O'Higgins. Su llegada coincidió con la de la noticia de haber caido Talca en poder de las fuerzas españolas mandadas por Elorreaga. Este suceso hace subir de punto el descontento i viene a dar mas vehemencia al deseo de cambiar el gobier

no i mas prestijio a la forma unipersonal que se deseaba constituir. El dia 7 de aquel mismo mes se presentan al cabildo varios ciudadanos, piden a nombre del pueblo la destitucion de la Junta i el nombramiento de un Director supremo para subrogarla en sus funciones: todo queda acordado en el momento. El coronel don Francisco de la Lastra es el designado para aquel alto puesto i para que le supla, miéntras viene de Valparaiso, en cuyo gobierno se hallaba, es elejido el rejidor don Antonio José de Irisarri, el cual dirije a los pueblos un manifiesto, al dia siguiente, esplicando de esta manera el cambio i el principio que prevalecia:

"Desde que las difíciles ocurrencias de la guerra, dice, escitando el patriotismo del pueblo chileno, le hicieron ver la urjencia de un eficaz remedio a este azote formidable i amenazador de su seguridad; todos los hombres de juicio i esperiencia conocieron la necesidad de concentrar el poder ejecutivo en una sola mano. La moderacion característica de nuestros conciudadanos i el temor de formar un contraste con la opinion i gratitud debida a las apreciables tareas de la Junta gubernativa, les obliga a sofocar en el silencio la importancia de esa medida reclamada por el primer interes de la salud pública. Pero difundida en el memorable dia 7 del corriente la sensible noticia de la ocupacion de Talca por el enemigo, en circunstancias que el ilustre cabildo buscaba el consejo i las luces que el gobierno le habia pedido para consolidar la defensa del Estado; ocurrió el virtuoso pueblo a llenar las salas del ayuntamiento, creyéndose cada uno obligado a proponer los arbitrios que le inspiraba el

sentimiento natural de su propia conservacion: i al paso que se multiplicaba la diverjencia de dictámenes sobre los medios particulares de cautelar el riesgo, todos convienen en el voto unánime del gobierno unipersonal.

"En efecto, las circunstancias apuradas del conflicto exijian imperiosamente aquella unidad de accion, aquel sijilo en las deliberaciones i aquella prontitud en la ejecucion, que es imposible conciliar con el sufrajio i decisiones de una corporacion....."

Hé aquí un principio de cuyo triunfo todos esperan algo favorable, porque si los patriotas se lisonjean con la esperanza de una mejor direccion de los negocios, los realistas esperan tambien poder influir o dominar mas fácilmente en uno solo que en los tres vocales de una Junta. La novedad de las intenciones i de los principios que se proclaman, hacen, por otra parte, que se reciba todo con agrado i que el gobierno cesante se desprenda gustoso del peso de su ministerio.

El dia 14 se celebró junta plena de corporaciones (1) para el recibimiento del Supremo Director, i concluido el acto del juramento, se nombraron por unanimidad i fueron aprobados por el Director, tres secretarios de gobierno; se creó un intendente para la provincia de Santiago; cada corporacion nombró un individuo de su seno para componer una comision que debia formar un reglamento para el Supremo Directorio; i se acordó que el distintivo de la suprema majistratura fuese una banda roja cruzada (2).

(1) Monitor Araucano del 14 de marzo de 1814.

(2) Los ministros de Estado fueron: para gobierno don José Ma

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