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curridos ya mas de cuatrocientos años, el peon chileno conserva todavía los hábitos nómades de los pueblos primitivos. La influencia de la conquista peruana trajo la construccion de caminos i de puentes, el establecimiento de canales i obras de 'regadío, la instalacion de lavaderos de oro, la construccion de casas, de templos i de fortalezas, la introduccion de artes de tejido, i la fabricacion de utensilios de uso doméstico, por medio de la alfarería, así como la introduccion de los animales. domésticos empleados en el Perú. Nuevos cultivos, como el del frejol, del tabaco i del maiz, fueron establecidos i propagados. Con esto comenzó la transicion del estado nómade al agrícola, en el cual la poblacion se radica i toma una segunda faz, suceptible ya del desarrollo intelectual. Los indíjenas de Chile habian entrado recientemente a esa segunda faz, cuando sobrevino el descubrimiento i conquista de los soldados españoles.

3. ELEMENTOS ÉTNICOS. LA CONQUISTA I LOS CONQUISTADORES ESPAÑOLES

Diego de Almagro fué el primero de los conquistadores españoles que pusieron sus miradas en Chile. En el Cuzco habia. oido contar maravillas de las riquezas de Chile i de las tierras del sur. Hombre de naturaleza intrépida, no se arredró por los desiertos que debia atravesar, ni por las dificultades naturales que debia vencer. Obtuvo del monarca español, títulos que le otorgaron "doscientas leguas de costa, que comenzasen desde donde se acaban los límites de la gobernacion que estaba encomendada a Francisco Pizarro." La jurisdiccion de este último, segun los cronistas Fernández de Ovieda i Herrera, se estendia desde el grado 1°20′, latitud meridional hácia el sur, al 14°5′35′′ de latitud.

El título de Almagro, otorgado en real cédula fechada en Toledo en 21 de mayo de 1534, le concedia las tierras i provincias que hai por las costas del mar del sur, a la parte del levante, dentro de doscientas leguas hácia el Estrecho de Magallanes, continuadas las doscientas leguas desde donde se acaban los

límites de la gobernacion que, por la capitulacion i por nuestras provisiones, tenemos encomendada al capitan Francisco Pizarro.

Almagro, que se habia procurado considerables riquezas en la conquista del Perú, preparó la espedicion, adquirió víveres, armas i alistó soldados invirtiendo la suma de un millon quinientos mil pesos de oro, o sea mas de cuatro millones de nuestra actual moneda. Partió en julio de 1535, con doscientos jinetes, trescientos infantes españoles, numerosos indios ausiliares, cuyo número se hacia subir a quince mil, ropas, provisiones, ovejas, llamas i animales de carga. Se introdujo por la sierra a la parte trasandina, ocupada hoi por Bolivia i tomando por Tupiza, Jujui i Salta, penetró a Chile por el paso de San Francisco, despues de penalidades i trabajos inconcebibles. En abril de 1536, despues de nueve meses de travesía por desiertos i cordilleras, a menudo sin agua i sin provisiones, careciendo de víveres, helándose los miembros en el camino, i sembrándolo de cadáveres de los que sucumbian, llegó a Chile el conquistador don Diego de Almagro. Su travesía habia sido una epopeya espantosa que sometia a dura prueba el temple de los conquistadores.

Llegaron al valle de Copiapó, de donde pasaron mas al sur, al de Coquimbo. De allí se dirijieron a la rejion central de Chile, que no les agradó, por no estar cuajada de oro, como pen· saban, admirando, sin embargo, su fertilidad i su clima, comparable con el de la zona templada de Europa. Sus compañeros que llegaron de refuerzo con Rodrigo de Orgóñez i Juan de la Rada, tuvieron que abrirse paso a traves de penalidades sin cuento, con la espada en la mano, por entre los indios sublevados. Su viaje por las rejiones de la cordillera fué penosísimo. Tuvieron que cubrirse con los cadáveres de los indios i de las bestias muertas, para guarecerse del frio, i de las tempestades de nieves que les asaltaban en parajes desamparados.

La vuelta de Almagro al Perú, en vista de no haber hallado los tesoros que soñaba, se verificó mui pronto. Cristóbal de Molina ha trazado una pájina que muestra las penalidades en estremo dolorosas de aquellos primeros tiempos de la conquista. "Ningun español salió de Chile, dice, que no trajese indios ata

dos: el que tenia cadena, en cadena, i otros hacian sogas fuertes de cuero de ovejas, i traian muchos cepos para aprisionarlos de noche bárbaramente. Por causa de los grandes despoblados, los españoles traian en los indios toda su ropa cada uno, las camas en que dormian, i ademas todo lo que habian de comer ellos i los caballos. Considerar lo que estos pobres indios comian, no se podrá creer: un poco de maiz i agua.

"Español hubo, que metió doce indios en una cadena, i se alababa de que todos murieran en ella, i de que, cuando ya el indio habia espirado, le cortaba la cabeza para abrir el candado de la cadena que llevaban con llave. En este viaje i negra vuelta al Cuzco, murió mucha cantidad de indios e indias... (Cristóbal de Molina).

Al mismo tiempo que Almagro, i al sur de la otorgada a éste, obtuvo el 21 de mayo de 1534, otra concesion don Pedro de Mendoza; a continuacion i en el mismo dia, tuvo la suya don Simon de Alcazaba, que fué trasferida mas tarde a Camargo, i por último, alcanzó a continuacion la suya, de doscientas leguas como las anteriores, Pedro Sancho de Hoz. Este se puso de acuerdo con Pedro de Valdivia, para formar una compañía con el objeto de descubrir i colonizar el territorio chileno, hasta el término de la capitulacion concedida a Sancho de Hoz. El 28 de diciembre de 1539 se firmó un célebre pacto escrito, de Valdivia i Sancho, por la cual se concertaron para la conquista de Chile. Recibieron sus títulos, por delegacion de Francisco Pizarro, a las tierras del actual Chile. Pedro de Valdivia, por su parte, habia recibido un nombramiento de parte del Virrei del Perú, "con un cédula i merced que de Vuestra Majestad tenia, dado en Madrid, año de 1537, refrendada del secretario Francisco de los Cobos, del Consejo Secreto de Vuestra Majestad para enviar a conquistar i poblar la gobernacion del nuevo Toledo i provincia de Chile, por haber sido desamparado de don Diego de Almagro, que a ella vino a este efecto..

Cinco años despues de este último, en 1540, penetraba a Chile Pedro de Valdivia, con ciento cincuenta soldados españoles. Era Valdivia un soldado tan valeroso como intelijente; hidalgo de condicion, pertenecia a una clase superior a la de los aven

tureros que se habian lanzado con impetuoso arrojo a la conquista del Nuevo Mundo. Sus condiciones de esfuerzo personal eran iguales a las de los soldados de su raza; mas, en cambio, su intelijencia i su cultura eran aventajadas. Con grandes sacrificios consiguió juntar mil indios ausiliares, recursos de todo jénero, armas numerosas, provisiones, semillas, herramientas, mujeres i familias, que daban a su espedicion el carácter de una colonizacion séria i meditada.

Una vez entrado al valle de Copiapó, comenzaron sus padecimientos, viéndose obligado a resistir los ataques de los indios, distintos de temple i de temperamento de los hallados por Pizarro en el Perú. La nueva espedicion, atravesando por Copiapó, que denominó el valle de la Posesion, recorrió las provincias de Coquimbo i Aconcagua, para fundar en las de Santiago, a orillas del Mapocho, cerca del cerro denominado Huelen, la ciudad de Santiago, el 12 de febrero de 1541. La ciudad que debia ser capital de Chile, fué establecida con setenta vecinos, construyéndose los edificios con postes de madera clavados en el suelo i cubiertos de barro. Sus colonizadores llevaban aves, gallos i gallinas, i algunos cerdos; las primeras vacas i toros llegaron mas tarde. Sembraron el trigo que traian i continuaron el cultivo de las patatas, orijinarias del territorio, i el de los productos indíjenas. Pedro de Valdivia reunió a los principales caciques de la localidad, estableciendo relaciones amistosas con los indios. Mas los pesados trabajos a que fueron sometidos éstos en los lavaderos de oro de Marga-Marga, i las exacciones de todo jénero, cometidas por los aventureros, provocaron una rebelion de éstos, que estuvo a punto de dar al traste con la colonia naciente i con todos sus pobladores.

El conquistador Valdivia, despues de tomar en rehenes algunos de los principales caudillos, partió al sur para continuar su empresa, con noventa jinetes, dejando cincuenta hombres de guarnicion en Santiago. Este número parecia suficiente para mantener en respeto a los indios, cuyo número no era considerable en esa rejion, particularmente si se recuerda las hazañas realizadas por Hernan Cortés, en Méjico, a la cabeza de un puñado de soldados españoles, para hacer frente a millares de

aztecas. En la noche del II de setiembre, los indíjenas, con numerosas huestes, asaltaron la ciudad de Santiago, incendiaron las casas ilas palizadas, atacando a los españoles Se defendieron éstos con vigorosa enerjía, al mando del capitan Alonso de Monroy. Se acojieron al fuerte construido por Valdivia. La superioridad de sus armas de fuego, i de sus caballos, concluyeron por darles la victoria.

Pero los recursos de la colonia recien fundada quedaron destruidos del todo. Salvaron, apénas, un gallo, una gallina, un cerdo i un poco de trigo que sirvió de semilla. Los colonos tuvieron que sufrir penurias espantosas. Solo en años posteriores recibieron ovejas, cabras, vacas i bueyes. Los tiempos eran de trabajo i de combates, sin esperanza alguna de auxilios. "Todos cavábamos, arábamos i sembrábamos, estando siempre armados i los caballos ensillados", escribia el conquistador.

Las escursiones de los conquistadores a los territorios del sur, eran peligrosas. Pedro de Valdivia consiguió llegar hasta el rio Bio Bio, a la cabeza de setenta soldados en 1546, mas la resistencia i los ataques de los indios, de condicion vigorosa i altiva les obligaron a volver al norte.

Despues de un viaje al Perú, volvió Valdivia, en 1549, con doscientos soldados i numerosos refuerzos i víveres. La colonia que habia fundado en la Serena habia sido destruida por los indios i muertos casi todos sus pobladores. Los esfuerzos del conquistador se enderezaron, principalmente, al sometimiento de los indíjenas del sur, que le dieron asaltos vigorosos en los bosques i en el rio Andalien, permitiéndoles apénas escapar con vida, gracias al heroismo i al arrojo esforzado de los conquistadores.

La guerra era, en realidad, permanente. Los españoles se abrian paso en medio de continuos combates. Así, fundaron la ciudad de Concepcion, despues de matar dos mil indios i mutilar a cuatrocientos prisioneros. En seguida fundó a Villarrica i Valdivia. El conquistador Valdivia estableció fuertes en Tucapel, Arauco, Puren i Angol.

Los indios araucanos, mandados por Caupolican, daban cruda e incesante guerra a los españoles. Destrozados i batidos por la

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