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estaban convencidos de que cualesquiera que fuesen los términos del tratado que se celebrase con los invasores, ese tratado importaria el sometimiento a la antigua i detestada dominacion, i que todas las garantías que se les ofrecieren, habian de ver violadas despues de la rendicion de la ciudad.

El voto popular, sin embargo, fué burlado por la traicion de la fuerza militar. Las tropas de Concepcion en número de 800 hombres, como ya dijimos, se hallaban acampadas en la Alameda, al lado oeste de la ciudad, cerca de las colinas denominadas de Chepe. Mandábalas Jimenez Návia, cuya fidelidad no inspiraba mucha confianza. Queriendo evitar su defeccion, el pueblo dió el cargo de segundo jefe de esas fuerzas a don Rafael de la Sota. Cuando éste quiso comunicarles la órden de retirarse a Puchacai, la tropa, excitada de antemano a la desobediencia por su propio comandante, se pronunció en abierta rebelion al grito de "viva el rei! Los soldados de infantería tiraban al suelo i pisoteaban la escarapela tricolor que llevaban en sus sombreros, declarando tumultuosamente que no reconocian otro jefe que Jimenez Návia. El destacamento de dragones que mandaba el capitan don Pedro Lagos, i la pequeña brigada de artillería, se pronunciaron igualmente por la desobediencia. Uno de los oficiales patriotas, don Juan José Benavente, hijo del gobernador de la provincia, quiso someter a sus soldados, pero fué aprehendido por éstos i entregado en seguida a los invasores como prisionero de guerra. El comandante Sota, insultado por la tropa, i amenazado con los fusiles, tuvo la fortuna de desprenderse de los que lo perseguian, i buscó su salvacion retirándose hacia el norte. En medio de la confusion, el capellan de dragones don Pedro José Eleícegui, aquel clérigo que habia sido miembro de la junta revolucionaria de Valdivia, trató de oponerse a la sublevacion de sus soldados; pero solo consiguió reducir a la obediencia a ocho de ellos, con los cuales tomó tambien el camino de Santiago. La traicion de Jimenez Návia, tanto tiempo prevista, se habia consumado sin dificultad, i causaba al futuro ejército de la patria. males mucho mayores que el desastre de Talcahuano.

hechos ocurrentes que fiados a la memoria podrian olvidarse o terjiversase, los hemos referido aquí i lo firmamos para perpétua constancia, agregándose, como se agrega, el pliego de la capitulacion hoi remitido." Sin embargo, esa acta no está firmada por ninguno de los rejidores; i el pliego a que se refiere fué mas tarde arrancado del libro. Nosotros conocemo, el testo de la capitulacion de Concepcion por haber sido publicado en la Gaceta del gobierno de Lima, de 21 de abril de 1813.

5. Pareja ocupa a Concepcion mediante una capi

tulacion.

5. Estos últimos sucesos produjeron una gran perturbacion en la ciudad. Casi todos los patriotas que podian abandonar sus hogares, se prepararon para dirijirse al norte. El mismo gobernador don Pedro José Benavente, se disponia a hacer lo mismo; pero rodeado por algunos vecinos que, impedidos por su vejez o por otras causas, no podian emprender ese viaje, i solicitado por ellos para que no los abandonara a la rapacidad de los soldados sublevados, tuvo que desistir de ese propósito (18). La ocupacion de la ciudad por el ejército invasor, habia llegado a hacerse inevitable; i todo lo que podia esperarse era obtener algunas condiciones que evitasen la violencias de los jefes i los excesos de las tropas.

El mismo dia 28 de marzo se reunió en el palacio de la intendencia una nueva junta de corporaciones a que asistieron los jefes militares que quedaban en la ciudad, diversos funcionarios civiles i eclesiásticos i algunos vecinos notables. Las bases de la capitulacion fueron arregladas en cinco proposiciones espresadas en su forma mas clara esplícita. La ciudad de Concepcion protestaba "que jamas se habia separado de la fidelidad, obediencia i sujecion al rei," i en ella se ratificaba. Exijia por el segundo artículo que puesto que el gobierno patrio habia ejercido el poder público en representacion de Fernando VII, i para conservarle la posesion de estos dominios, debian ser conservados en sus empleos los individuos que los desempeñaban, "a ménos que por algun incidente contrario a este propósito, que no se espera," perdieran la confianza i se hicieran indignos de ellos. Pedian igualmente que se respetasen los bienes i propiedades de los particulares (art. 3.o); que debia "haber profundo olvido de todos los sucesos anteriores, sin que ahora ni en tiempo alguno pudieran recordarse en demérito de algunas personas (art. 4.o); i por último, que los oficiales i tropa de la provincia "no podrian ser obligados a hacer armas ni a invadir a la capital de Santiago, a ménos que fueren atacados (art. 5.o). El parlamentario Vergara, que hasta entónces permanecia en Concepcion,

(18) Benavente, Memoria sobre las primeras campañas de la guerra de la independencia, cap. 1. El autor de esta memoria, don Diego José Benavente, testigo i actor en la mayor parte de los sucesos que narra, era hijo del gobernador intendente de Concepcion, i se muestra aquí empeñado en justificar a éste de las injustas acusaciones que se le hicieron atribuyéndole connivencia con el jeneral del ejército invasor para la entrega de la ciudad. La lealtad del coronel don Pedro José Benavente fué reconocida en un proceso que se le siguió mas tarde; si bien se le pudo reprochar la falta de resolucion a que hemos aludido.

aprobó esas bases en nombre del jeneral del ejército del rei, espresando, sin embargo, que el cumplimiento del último artículo seria arreglado por el mismo jeneral con acuerdo de las corporaciones que habian formado el pacto.

Dada la situacion en que se hallaba aquella ciudad, no era posible obtener una capitulacion mas favorable. El jeneral Pareja la ratificó sin vacilar, no solo porque aspiraba a asegurar la pacificacion de Chile evitando en cuanto fuera posible toda medida de persecucion i de violencia, sino porque creia que ese trato importaba la rendicion de la provincia entera. El 29 de marzo entraba tranquilamente en Concepcion con todo su ejército i acompañado por la division de Jimenez Navia que habia salido a recibirlo a los afueras de la ciudad. Empeñado en mantener el órden público i en hacer desaparecer toda resistencia al restablecimiento del gobierno antiguo, Pareja cuidaba con esmero en hacer cumplir las bases de la capitulacion de la ciudad. Entre sus subalternos habia algunos que reprobaban esta conducta como contraria a los intereses del rei, i como absurda despues de los procedimientos empleados por los patriotas, que habian capitulado solo cuando era imposible toda resistencia, i despues de haber estraido los caudales de la provincia, i de dar repetidos avisos a la capital para que se organizase la resistencia. "Esta depravada conducta i mala fe de los insurjentes, de que era sabedor el jeneral Pareja, dice un cronista español, debió hacerlo mas circunspecto i desconfiado en la aceptacion de las capitulaciones; pero su natural candor i bondad le inclinaban a creer en éstos otras propiedades que repugnaban a su carácter. Los artículos segundo i quinto, que el jeneral cumplió relijiosamente, fueron recibidos i ratificados imprudentemente, i le amarraron las manos para proceder como debia en sus operaciones sucesivas; i despues veremos que fué ésta la causa principal de su desgraciada suerte, i poco faltó para serlo tambien de la ruina del ejército i de todo el reino. Un jefe que acababa de tomar a discrecion a Talcahuano armado i fortifi cado, i que se hallaba con fuerzas mui superiores i victoriosas, debió dictar la lei que quisiera a Concepcion, i no debió firmar una capitulacion insultante i falsa, impuesta por un enemigo débil i ya venci do (19)."

(19) Frai Melchor Martinez, Memoria histórica sobre la revolucion de Chile. Este pasaje no se halla en la edicion impresa de la Memoria del padre Martinez, pero se halla en el manuscrito orijinal que tenemos a la vista. La copia que sirvió para esa edicion, suprimió, sin duda por descuido, una foja entera del manuscrito orijinal,

6. Ajitacion en los partidos de la provincia de Concepcion: una parte de sus mili

cias se replega al

norte.

6. Sin duda alguna, el estricto cumplimiento de aquella capitulacion limitaba los poderes i los medios de accion del jeneral Pareja; pero esto no bastó para minorar el celo con que queria llevar a cabo la empresa en que estaba empeñado. "Yo me esfuerzo constantemente, escribia al virrei del Perú, tengo dadas las ordenes mas estrechas para el acopio de caballos i mulas; i en estando en disposicion, marcho con el ejército de mi mando a ocupar las orillas del Maule, pues no dudo un punto atacar a Santiago. Tengo confianza en mis tropas, i solo deseo que mis operaciones merezcan la aprobacion de V. E. (20)."

Reinaba entonces en todo el interior de la provincia de Concepcion un desconcierto indescriptible. A todas partes habian llegado las primeras órdenes del gobernador intendente don Pedro José Benavente, para que sin tardanza se reuniesen las milicias provinciales i marchasen en socorro de la ciudad; pero en seguida habian comenzado a llegar una tras otras las noticias de las ventajas i progresos que alcanzaban los invasores, la ocupacion de Talcahuano despues de un combate desastroso para los patriotas, i luego la rendicion de la capital de la provincia por medio de un pacto que afianzaba el predominio de aquéllos. Estas noticias, comunicadas por los dispersos i fujitivos, exajeraban en un sentido o en otro la gravedad de los hechos, i sembraban la mas azarosa perturbacion.

La reunion de las milicias se hacia con gran desórden. Los soldados, remisos para salir a campaña, acudian en corto número, ocultándose los mas en algunos lugares apartados. Los jefes i oficiales, vecinos de los pueblos i de los campos de aquella provincia, en gran parte hombres desprovistos de cultura, i faltos de ideas fijas en materias de gobierno, parecian vacilar en la eleccion del camino que debian seguir en aquella emerjencia, i mientras unos se resolvian a dirijirse a las orillas del Maule para acercarse a la capital, donde creian que iba a organizarse la defensa nacional, otros se dirijian a Concepcion a ponerse a las órdenes del jeneral invasor. Algunos de los patriotas que se retiraban de Concepcion, desplegaron en esos momentos grande actividad para alentar a los milicianos i para privar al enemigo de socorros.

en que estan contadas la capitulacion de Concepcion i la entrada de Pareja. Leyendo la pájina 164 del texto impreso en que se pasa de la toma de Talcahuano a las ocurrencias que se verificaron en Santiago, es fácil notar esa omision.

(20) Oficio de Pareja al virrei del Perú, de 1.o de abril de 1813.

El ministro tesorero don José Jimenez Tendillo que, como dijimos, habia salido de la ciudad con los caudales públicos, aunque patriota verdadero, no se atrevia a asumir la responsabilidad de llevarlos hasta Santiago. Alcanzado en el camino por el presbítero Eleicegui que venia huyendo con algunos dragones i luego por otros fujitivos, halló en ellos quienes lo confortasen en aquella determinacion, i quienes escoltaran los caudales hasta Talca, para sustraerlos a una partida de tropa que en su busca habia despachado Pareja bajo las órdenes del capitan de dragones don Melchor Carvajal. El comandante de milicias don Pedro Ramon Arriagada, patriota probado i ardoroso, diputado del congreso de 1811, consiguió reunir alguna jente, i al retirarse de Chillan tuvo cuidado de sacar los ciento cuarenta fusiles que allí habia para la instruccion de los soldados, i llevárselos consigo para hacerlos servir en la organizacion del ejército nacional.

En la isla de la Laja, el desconcierto habia sido mas considerable aun. El obispo Villodres, a pretesto de practicar la visita de la diócesis, se hallaba en los Ánjeles acompañado por algunos frailes franciscanos del colejio de misioneros de Chillan. Instruidos de antemano de la proyectada espedicion de Pareja, hacian en aquel distrito una propaganda cavilosa contra los patriotas para preparar los ánimos en favor de la reconquista, que representaban como el término inevitable de todas las perturbaciones i trastornos, cuyos perjuicios era fácil exa jerar. En esas circustancias llegó a aquellos lugares la noticia del desembarco de Pareja junto con la órden impartida por el intendente de Concepcion de poner sobre las armas todas las milicias. El teniente coronel don Bernardo O'Higgins se hallaba en su hacienda de las Canteras, mui léjos de pensar en los graves sucesos que comenzaban a desarrollarse en la provincia. Desplegando una grande actividad, reunió alguna jente de su propia hacienda i se colocó en el punto denominado el Avellano, a una legua de las Ánjeles, esperando recojer allí el mayor número de los milicianos de su dependencia.

El pueblo de los Ánjeles acababa de pronunciarse por el rei. Cuando se supo allí el desembarco de Pareja en Talcahuano, uno de los frailes misioneros anunció desde el púlpito el objeto de esa espedicion destinada a sostener los derechos de la relijion i del rei, demostrando que nada podia oponerse al triunfo del formidable ejército invasor. El gobierno del distrito estaba ejercido todavia por una junta local compuesta de vecinos de poca sagacidad i de ménos ánimos, que dejándose sorprender por estas noticias, se declararon prontos para reconocer al nuevo jefe que venia del Perú. Preparóse al efecto en la iglesia parroquial una

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