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cauciones de seguridad para no ser sorprendido, conforme a lo que me previene V. E. (24)."

Se preparaba entónces en Concepcion un movimiento mucho mas grave todavia. El plenipotenciario Cienfuegos habia ido a Talcahuano a poner en libertad a todos los individuos que Carrera tenia presos. O'Higgins, aunque aprobaba esta medida en jeneral, creia que algunos de ellos, a lo menos, eran hombres peligrosos que mantenian comuniciones con el enemigo, i que por tanto, convenia alejarlos de Concepcion; pero creyó que su carácter de jefe del ejército no lo autorizaba para desobedecer ni resistir a las resoluciones del representante del gobierno. Los amigos i parciales de Carrera, pensaban, por el contrario, que era menester oponerse a viva fuerza a aquella determinacion, o siquiera hacer sentir al plenipotenciario la oposicion del ejército Creyendo contar con la aprobacion de O'Higgins, o con la debilidad que le suponian, prepararon un movimiento popular apoyado por las tropas, que debia verificarse en la noche del 5 de febrero, cuando Cienfuegos hubiese regresado a la ciudad, con el objeto de obligar a éste a revocar sus órdenes. O'Higgins, sin embargo, instruido de este plan a las tres de la tarde de ese mismo dia, tomó sin demora una actitud decidida i resuelta. Recomendó al plenipotenciario que se retirase al pueblo de Penco para evitar cualquier desacato a la persona de éste, acuarteló las tropas, i sin alarmas ni aparato, mantuvo el órden público impidiendo resueltamente toda manifestacion sediciosa. En una junta de oficiales convocada por O'Higgins el dia siguiente para recomendarles la union de todos en un propósito comun, algunos de ellos reprocharon ásperamente a los hermanos Carreras el haber puesto en movimiento las tropas de la ciudad. Éstos contestaron que "solo habian procurado tomar algunas medidas para su seguridad personal, pues se les habia asegurado que se les iba a prender para remitirlos a la capital (25)." Los ánimos parecieron quedar mucho mas tranqui los despues de aquella reunion.

Pero si la actitud resuelta de O'Higgins afianzó la tranquilidad por el momento, no puso término a aquellas alarmantes perturbaciones. El 8 de febrero, el plenipotenciario Cienfuegos, creyendo haber cumplido todos los encargos de su comision, se puso en viaje de regreso para

(24) Oficio del teniente coronel don Rafael de la Sota, gobernador de Talcahuano, a O'Higgins, de 5 de febrero de 1814.

(25) Épocas i hechos memorables de Chile, apuntes cronolójicos del doctor don Juan Egaña sobre los sucesos del primer período de la revolucion.

Talca. Don Juan José Carrera, el mas obstinado de los tres hermanos en oponer resistencia a las resoluciones del gobierno, convencido al parecer ahora de la inutilidad de sus esfuerzos, salia igualmente de Concepcion para trasladarse a Santiago, aprovechando la ocasion de viajar hasta Talca bajo el amparo de la escolta que custodiaba a Cienfuegos. Pero la desorganizacion quedaba en el ejército; i en ese mismo dia se desertaron cien granaderos, tomando, como otros muchos soldados, el camino de Santiago (26). I estos dolorosos desórdenes se verificaban en los momentos mismos en que el enemigo recibia valiosos refuerzos i se ponia en situacion de emprender operaciones mas enérjicas i efectivas que las que habia sostenido el año anterior.

6. El virrei del Perú prepara socorros pa

ra el ejército realis

ta de Chile, i nombra jefe de éste al brigadier don Gavino

Gainza.

6. En esos mismos momentos recibia O'Higgins las comunicaciones mas alarmantes. La junta gubernativa le avisaba desde Talca que la fragata norte-americana Essex i otro buque menor de la misma nacionalidad, llegados hacia poco a Valparaiso, daban cuenta de haber salido de Chiloé dos embarcaciones que conducian un nuevo batallon de infantería para reforzar el ejército rea lista, i que venia del Perú otro refuerzo de tropas con el mismo destino, a la vez que un nuevo jeneral en jefe. La junta, comprendiendo que

(26) Oficio de O'Higgins a la junta gubernativa, de 10 de febrero de 1814. En esta comunicacion, despues de dar cuenta de la desercion de los cien granaderos que habian seguido a don Juan José Carrera, dice O'Higgins que el número de soldados desertores del ejército que en pequeñas partidas habian fugado poco antes para Santiago, pasaba de 400, i pedia que se tomasen medidas para reprimirlos i para impedir los desórdenes que podian cometer. Hablando allí mismo de la lastimosa situacion en que se hallaba el ejército, dice así: "Ya llegamos al último estremo, rodeados de enemigos, sin víveres, sin dinero, sin caballos i sin vestuarios. Todo falta i nada llega. Así, no hai sino hacer los últimos esfuerzos ántes de que perezcamos miserablemente."

Las relaciones contemporáneas varian en la designacion del número de soldados, armas i demas recursos del ejército en la época en que O'Higgins se recibió del mando, sacando de allí cargos i acusaciones fundadas o infundadas contra tales o cuales jefes. Nosotros hemos visto un estado del ejército de Concepcion, de 22 de enero de 1814, firmado por el jeneral Carrera. Ese estado, que cayó en manos de los realistas en los primeros dias de marzo siguiente, da estas cifras: Número total de tropas, inclusos los oficiales, distribuidas en divisiones que se hallaban colocadas en Concepcion, Talcahuano, Chepe, i en observacion, 2,086 hombres de todas armas; fusiles 1,242; bayonetas 722; 556 cartucheras, 190 espa∙las, 97 cinturones, 28 pistolas, 362 caballos i 360 monturas. Los cañones útiles no pasaban de quince, esos de poco calibre.

esas fuerzas auxiliares debian desembarcar en Arauco, encargaba a O'Higgins que apresurase la reconquista de esa plaza para cerrar la entrada al enemigo. Aquellas comunicaciones, fechadas en Talca el 1.o de febrero, llegaron a Concepcion el 6 de dicho mes, cuando, como vamos a verlo, los refuerzos realistas habian desembarcado cómodamente i se hallaban en el interior del pais.

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Segun contamos en otra parte, el 3 de diciembre de 1813 habia llegado al Callao el bergantin Potrillo, despues de un viaje cauteloso a las costas del sur de Chile. Conducia a su bordo al antiguo cura de Talcahuano don Juan de Dios Búlnes, que acababa de desempeñar satisfactoriamente la comision que le confió el virrei Abascal. Aquel fiel vasallo pudo volverse a esta capital (Lima), dice una relacion semi oficial, trayendo los avisos necesarios que sirvieron al gobierno para la segura prosecucion de sus providencias a efecto de concluir con prontitud i gloria aquella ruinosa guerra (27)." El cura Búlnes contaba que el ejército realista de Chile, despues de desgracias que estuvieron a punto de destruirlo, se hallaba en buen pié, habia obtenido señaladas ventajas, i esperaba refuerzos para consumar la reconquista total del pais. Agregaba todavia que en Chiloé quedaba organizándose un nuevo batallon de infantería que en enero siguiente estaria listo para entrar en campaña, i que ese cuerpo, como los demas socorros que se enviasen a los realistas, podrian desembarcar sin estorbo alguno en el puerto de Arauco. Los informes que daba el cura Búlnes i las comunicaciones de que era portador, advertian ademas que si se habian obtenido estas ventajas, i si el coronel Sanchez habia dado pruebas de una lealtad incontrastable i de una grande entereza, este jefe, por la rudeza de su intelijencia i por la terquedad de su carácter, era incapaz de dirijir operaciones mas complicadas que una tenaz resistencia dentro de la plaza de Chillan, i se habia atraido la enemistad mas o ménos descubierta de todos los jefes de su ejército. "Estos informes, decia el virrei, eran comunicados por personas incapaces, por sus circunstancias, de faltar a la verdad ni de ser infieles a la nacion española..

Abascal resolvió en el momento socorrer en la medida de sus recur

(27) Copiamos estas palabras de un opúsculo publicado en Lima en 1815 con el título de El Pensador del Perú, escrito para esponer i justificar la conducta del virrei Abascal en la pacificacion de las revoluciones de Chile i del Cuzco, i acompañado de algunos documentos importantes que habran de servirnos en los capítulos siguientes. Este opúsculo, que habia llegado a hacerse raro, fué reimpreso en Lima en 1872 por don Manuel de Odriozola en el tomo III de su Coleccion de documentos históricos del Perú, pájs. 161-276.

sos al ejército realista de Chile. Su primer cuidado fué buscar un jefe de confianza a quien dar el mando de ese ejército. Habia entónces en Lima varios oficiales de graduacion; pero unos por enfermedad i otros por estar desempeñando importantes comisiones del servicio, no podian destinarse al ejército de Chile. La eleccion del virrei recayó al fin en el brigadier don Gabino Gainza, que gozaba de una ventajosa posicion, si bien carecia de antecedentes militares que lo acreditasen para dirijir una campaña. Nacido en la provincia de Guipúzcoa, en España, por los años de 1760, Gainza pasó al Perú en 1783 como oficial subalterno de uno de los batallones que enviaba el gobierno de la metrópoli para reprimir en estos paises las alarmantes insurrecciones. de los indíjenas. Destinado durante algun tiempo a la guarnicion de Guayaquil, contrajo allí un ventajoso matrimonio; i a poco de haber vuelto a Lima obtuvo ei grado de teniente coronel, en seguida el mando de uno de los batallones del rejimiento de infantería de línea que existia en esta capital, i por fin el de todo este cuerpo (28). Sin poseer dotes sólidas de carácter o de intelijencia, sin haberse señalado por servicios distinguidos, pero gozando la reputacion de hombre honorable i circunspecto, Gainza, que llevaba en su pecho la cruz de caballero de la órden de San Juan, obtuvo en 1811 el grado de brigadier que le dispensó el consejo de rejencia. Al confiarle el cargo de jeneral en jefe del ejército realista de Chile, el virrei habia creido que aquellas cualidades daban a Gainza el prestijio que necesitaba entre los oficiales que iba a mandar, i que lo harian aceptable a los revolu cionarios en cualquiera negociacion que hubiese de inicarse.

Pero la apurada situacion del virrei no le permitió suministrar a Gainza mas que auxilios mui limitados para la empresa que le encomendaba. Apartó un destacamento de doscientos hombres del rejimiento de infantería de línea de Lima, i cuatro pequeñas piezas de

(28) La esposa de Gainza era doña Gregoria Rocafuerte, señora principal de Guayaquil, i hermana mayor del célebre patriota don Vicente Rocafuerte.

Se cuenta un accidente ocurrido a Gainza en Lima que debió ser objeto de muchas conversaciones. En 1809 elvirrei Abascal habia dado órden de que no se dejase entrar a nadie a caballo por la puerta escusada del palacio. Gainza, entonces coro. nel, sea que no conociese esta prohibicion, o que creyese que no rejia con él, trató de pasar; pero el cadete don José Mariluz, que estaba de centinela, caló bayoneta i clavó al caballo de Gainza impidiéndole la entrada. El virrei no solo aprobó la conducta del cadete, sino que lo premió con un ascenso. Gainza, a pesar de esto, siguió gozando de la confianza de Abascal.

artillería para la plaza de Arauco; pero venciendo no pocas dificul tades, pudo reunir un socorro mas valioso en dinero i en especies de fácil venta o útiles para el ejército. "Son bien constantes al señor brigadier Gainza los apuros de este erario, decia el virrei, i lo que me ha costado el aprontar los 50,000 pesos que lleva para subsistencia del ejército. El tabaco i demas especies que se remiten deben producir mas de otros 60,000 pesos; cuyas dos partidas, manejadas con la economía a que es preciso sujetarse, sin que dejenere en el defecto de que tanto el oficial como el soldado padezcan necesidad, pueden alcanzar para tres o cuatro meses, ántes de cuyo tiempo enviaré nuevo socorro (29). En el armamento que el virrei enviaba a Chile, se contaban 1,500 moharras de lanzas para armar las milicias i 600 espadas que debian distribuirse entre los soldados de caballería.

Las instrucciones dadas a Gainza revelan la importancia que el vi rrei daba a la revolucion de Chile, i las dificultades que creia que iba a hallar aquella espedicion para dominarla. Encargábale que desembarcara en Arauco, que tratara de atraerse a los vecinos de esa plaza, que agasajara a los indios para mantenerlos fieles, i que no se pusiera en marcha para Chillan ántes de haberse asegurado de que el viaje no ofrecia el menor peligro. Reunido todo el ejército, i dejando siempre bien defendida esa ciudad como centro de sus operaciones, empren deria con toda cautela una campaña mas efectiva que la que se habia hecho hasta entónces, tratando de apoderarse de Talcahuano, "si el Dios de los ejércitos i la fortuna nos concediese batir al enemigo... Aquellas operaciones irian dirijidas principalmente a ocupar la provincia de Concepcion, debiendo despues de esto acercarse el ejército con todas las fuerzas posibles a la orilla del Maule para contener a los enemigos de Santiago, o para atacarlos siempre que las circunstancias diesen lugar a ello con probabilidades de buen suceso." "Ocupada la orilla del Maule con las precauciones prevenidas, decia el artículo 18 de las instrucciones, ya sea habiendo pasado este rio con parte o el todo de las fuerzas, o manteniéndose situado a su izquierda (el brigadier Gainza) oficiará atentamente al gobierno de Chile, persuadiéndole a que vuelva a su deber; que de la anaquía en que se halla el reino no pueden conseguir mas que la totalidad de su destruccion, especialmente si dan lugar sus habitantes a que las tropas reales en

(29) Instrucciones dadas por el virrei a Gainza el 1.o de enero de 1814, art. 16.

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