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ciales heridos, el ayudante don José Claudio Cáceres, falleció el dia siguiente, con el pecho atravesado por un casco de metralla (25).

9. Reunion de O'Higgins i Mackenna: emprenden la marcha hácia el norte para poner

a cubierto la capital: movimiento paralelo emprendido por el ejército realista.

9. Las tropas realistas pasaron aquella noche en completa dispersion, fatigadas por el cansancio i por la lluvia que, en medio de una oscuridad completa, no les permitia reunirse ni tomar algunas horas de descanso. En la mañana siguiente (21 de marzo) comenzaron a reconcen. trarse por grupos en las casas de la hacienda de Cuchacucha; pero muchos soldados i oficiales habian tomado el camino de Chillan, i no pocos milicianos de caballería se habian dispersado en todas direcciones, llevándose sus armas i mochilas, i demas objetos que encontraban a su paso.

Gainza i sus oficiales parecian desconcertados por aquel desastre, i no pensaban mas que en retirarse a Chillan para reunirse a la guarnicion que allí habian dejado, i reorganizar de cualquier modo sus destrozados batallones. Cuando supieron que los patriotas permanecian atrincherados en el Membrillar i que no hacian amago alguno de tomar la ofensiva, despacharon algunas partidas para recojer los cañones i las demas armas que habian abandonado en la retirada de la noche ante rior, i para socorrer a los heridos que hubieran quedado en el campo. A las dos de la tarde, habiéndose reunido en Cuchacucha poco mas de quinientos hombres, Gainza se puso en marcha para Chillan. Una lluvia interrumpida solo a ratos, les hizo sumamente molesta esa retirada.

Reinaba en esta ciudad la mas alarmante inquietud. En la tarde del domingo 20 de marzo se habia oido el lejano cañoneo del combate del Membrillar; pero nadie podia darse cuenta de su desenlace, cuando

(25) El combate del Membrillar, uno de los mas obstinados de aquellas campañas, perfectamente sostenido por los patriotas que, sin embargo, no sacaron todas las ventajas que hubieran podido alcanzar de su triunfo, está claramente referido por el mismo coronel Mackenna en el parte que dió al jeneral en jefe, que fué publicado en El Monitor araucano del 15 de abril de 1814, i que ha sido reproducido despues en muchas ocasiones. Pero existe ademas la relacion que ha hecho en el diario de esta campaña el capitan de artillería don Nicolas García; i esta relacion, fuera de algunos accidentes i de ciertas insinuaciones contra el coronel Balcarce i contra otros oficiales, no se diferencia de la de Mackenna, i aun ayuda a esplicarla. Mackenna elojia el valor i la disciplina de sus tropas, i recomienda particularmente a muchos de los oficiales de su division.

poco despues de oscurecerse se sintió que habian cesado los fuegos. A media noche, i a pesar de una tempestad deshecha, comenzaron a llegar algunos fujitivos que anunciaban un espantoso desastre de las armas realistas. El coronel Berganza, que habia quedado mandando en la ciudad, puso sobre las armas toda la guarnicion, i comenzó a despachar guerrillas para contener i reunir los dispersos. Estos siguieron. reuniéndose allí en grupos aislados todo el dia 21 de marzo. Gainza entró a Chillan en la mañana siguiente; pero "a los tres dias despues aun no se habia incorporado en el cuartel jeneral el todo de la fuerza que empeñó el ataque (26). Los realistas se habian visto así en una situacion que habria podido convertirse en una ruina completa e inevi table de su ejército. A causa de esa dispersion, no pudieron tener noticias exactas de sus pérdidas en ese combate; pero se creyó que los muertos pasaban de cien hombres, i que los desertores formaban un número a lo menos doble.

Pero Mackenna, que no conocia el desconcierto en que se hallaba el enemigo, no podia apreciar la importancia de su triunfo ni sacar de él las ventajas que ofrecia. "Al amanecer del dia 21, dice el diario de un oficial que hemos citado anteriormente, recojimos lo que el enemigo habia abandonado cerca de nuestro campo, esto es, una cureña, dos cajones de cartuchos, tres armones, algunos fusiles i otros útiles. Observamos al enemigo como en dispersion, discurriendo por el campo, tirando fusilazos sin objeto, i por el camino que tomaban algunas partidas, parecian desertarse. Nuestra division se mantuvo tranquila, esperando que se le reunieran las divisiones de Concepcion. Entretanto el enemigo pudo salvar toda su artillería. Ese dia no llegaron al campamento del Membrillar mas que las avanzadas de O'Higgins. Queriendo estar prevenido contra un nuevo ataque que pudiera acometer el enemigo, Mackenna hizo reparar las trincheras de sus reductos (27).

O'Higgins, entretanto, permanecia en las alturas de Ranquil que

(26) Ballesteros, Revista, etc., cap 3.-Conviene advertir que Ballesteros no se halló en este combate. Habia quedado en Chillan sirviendo en la guarnicion de esta plaza, i encargado especialmente de tramitar el proceso que Gainza habia mandado levantar contra los hermanos Carreras. Don José Miguel ha podido referir en su Diario Militar todas las noticias que acerca de la alarma de los realistas despues de ese desastre llegaron hasta su calabozo. Cuenta con este motivo, que pocos dias mas tarde, temiendo que pudiera escaparse de su prision, le pusieron sus carceleros una segunda barra de grillos.

(27) Diario del capitan don Nicolas Garcia.

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habia ocupado el 19 de marzo. Durante su marcha, desde que salió de Concepcion, habia recibido diferentes comunicaciones de Mackenna, en que lo llamaba urjentemente al Membrillar, recordándole los peligros de la patria i haciéndolo responsable de cualquier desastre que pudiese sobrevenir. Sin embargo, los medios de movilidad de que podia disponer eran tan escasos para arrastrar su artillería i para trasportar sus bagajes, que su vanguardia habia tenido que abandonar un cañon en Collico, que fué necesario recojer i desarmar para que fuese trasportado en una carreta. Cuando hubo ocupado las alturas de Ranquil (19 de marzo), O'Higgins, comprendiendo que el enemigo estaba cerca i que podia intentar una sorpresa, pasó la noche en la mayor vijilancia. En la mañana del 20 de marzo pudo conocer que el enemigo habia mudado su campo; pero comprendió tambien que habia dejado partidas de observacion que podian atacarlo con ventaja apro. vechándose de lo quebrado del terreno i de los bosques en que era fácil ocultarse. Poniéndose a la cabeza de un grueso destacamento, el mismo O'Higgins se adelantó i puso en dispersion las partidas encmigas. Estas escaramuzas lo distrajeron una parte de ese dia. En la tarde divisaba desde su campamento el combate que Mackenna sostenia en el Membrillar. Por mas empeño que hubiera puesto en acercarse al sitio del combate, aun contando con mejores medios de movilidad, le habria sido imposible llegar a tiempo para tomar parte en él.

Esa noche, como sabemos, fué de tempestad deshecha; i la lluvia continuó con cortas interrupciones casi todo el dia siguiente 21 de marzo. O'Higgins, informado en la mañana del resultado del combate por un parte de Mackenna, i aunque persuadido de que el camino estaba desembarazado de enemigos, no se resolvió a continuar la marcha. La lluvia hacia intransitables los senderos de esas cerranías para los hombres i mas aun para las cargas i bagajes de la division. Solo en la mañana del 22 de marzo, con una espesa niebla que hacia temer la continuacion de la lluvia, se emprendió la marcha; i despues de una jornada penosísima, O'Higgins llegaba a entradas de la noche a la orilla izqueirda del rio Itata, i acampaba enfrente de las posiciones que ocupaba Mackenna. Por fin, el dia siguiente (23 de marzo), la division de O'Higgins atravesaba ese rio, i se hallaba reunido todo el ejército i listo para emprender una campaña ofensiva sobre el enemigo. Pero esa tardanza, que se ha reprochado duramente a O'Higgins como una muestra de su impericia militar, i que éste ha esplicado como la consecuencia natural de su falta de elementos de trasporte i de la tempestad que en los últimos dias habia hecho intransitables los caminos,

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