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ES PROPIEDAD DEL EDITOR.

Queda hecho el depósito exijido por la lei.

"Imprenta Cervantes" Santiago, Bandera 73

HISTORIA JENERAL DE CHILE

PARTE SESTA

(CONTINUACION)

CAPÍTULO XIII

I.

ESPEDICION REALISTA A CARGO
DEL JENERAL PAREJA: OCUPA LA PROVINCIA
DE CONCEPCION

(ENERO A ABRIL DE 1813)

El virrei del Perú encarga al brigadier don Antonio Pareja la pacificacion de Chile: antecedentes de este militar.-2. Pareja organiza su ejército en Chiloé i Valdivia.-3. El ejército realista desembarca en San Vicente, intima rendicion a Concepcion i se apodera de Talcahuano despues de un corto combate.-4. Perturbacion producida por este primer desastre: las tropas de Concepcion se pronuncian por la causa del rei.-5. Pareja ocupa a Concepcion mediante una capitulacion. -6. Ajitacion en los partidos de la provincia de Concepcion: una parte de sus milicias se replega al norte.-7. Las autoridades i las tropas establecidas en Concepcion prestan el juramento de fidelidad a Fernando VII, i de obediencia a la constitucion española.-S. El jeneral Pareja emprende la marcha a Chillan.

1. El virrei del Perú encarga al brigadier don Antonio

Pareja la pacifica

1. En medio del incendio revolucionario en que ardian casi todas las colonias americanas del rei de España en 1812, el Perú se conservaba sometido a sus antiguas autoridades. El virrei don José Fernando de Abascal que en los primeros años de su gobierno habia manifestado un celo laudable por promover los pro

Icion de Chile: antecedentes de este militar.

gresos materiales, desde que vió aparecer la revolucion desplegó una prodijiosa actividad para combatirla en las colonias vecinas, i para impedir que apareciera en el territorio de su inmediato mando.

Dentro de los límites del virreinato se habian hecho sentir los jérmenes del descontento por medio de conspiraciones descubiertas oportu namente, o de levantamientos aislados en algunas provincias, que fueron vencidos sin grandes dificultades,..porque en ninguna parte contaron con el apoyo de la tropa, ni pudieron organizar fuerzas capaces de resistir por largo tiempo. Abascal; empleando alternativamente la prudencia i el rigor, i en todo caso la mas empeñosa vijilancia, consiguió mantener la paz..Crea el virrei que esta paz no podia afianzarse sino con el mantenimiento del réjimen que ponia en manos de los gobernantes la suma del.poder público. La declaracion de la libertad de imprenta, sancionada por las córtes de Cádiz el 10 de noviembre de 1810, fué para él una causa de graves perturbaciones. Los primeros escritos publicados en Lima en uso de esa libertad, le hicieron comprender que el sistema político i administrativo entónces existente, no podia mantenerse inalterable bajo el réjimen de la libre discusion. Suspendió el uso de ese derecho, desterró a algunos de los escritores, i llegó a creer afianzada la tranquilidad pública con medidas que enseñaban tanto a los habitantes del Perú como a los demas americanos, el ningun fruto práctico de las libertades i garantías de aparato que en su favor dictase el gobierno de España (1).

(1) El virrei Abascal esplicaba su conducta a este respecto, en las palabras siguiente de la Relacion de su gobierno: "Como encargado tambien de la pacífica conservacion de este reino, no podia, sin faltar a esta esencial parte de mis obligaciones, dejar correr a la sombra de la misma libertad discursos vehementes que pudiesen turbar el sosiego que tan felizmente i a costa de una vijilancia continua, se ha gozado en el territorio de mi responsabilidad (páj. 50).„ I despues de contar los medidas autoritarias que habia tomado para reprimir los primeros avances de la prensa, agrega: "Despues de esta providencia que aun hasta juzgo oportunísima, i a la que en opinion mas coniun se debe no ver encendido este reino con el fuego comun que devora los demas de esta América, han aparecido otros papeles particulares o periódicos en que la moderacion i respeto a las autoridades ha dado materia a la ocupacion de sus autores i a los que los leian (páj. 60).„

Hemos dicho antes que la Relacion de gobierno del virrei Abascal no ha sido hasta ahora publicada íntegra. Se encuentra una gran porcion de ella en la coleccion de Documentos históricos del Perú, reunidos i dados a luz por el coronel don Manuel de Odriosola, tomo II, Lima, 1872.--No existe tampoco ninguna historia completa de ese gobierno. El artículo Alascal en el Dicionario histórico-biográfico del Perú por don Manuel de Mediburu, tomo I, pájs. 3-53, es el resúmen mas prolijo i noticioso que existe hasta el presente.

Pero el virrei del Perú habia contraido ademas su atencion i su actividad, como ya insinuamos, a sofocar la revolucion en las provincias limítrofes que no estaban colocadas bajo su inmediata dependencia. Desde que en 1809 estallaron los primeros levantamientos revoluciona rios en las presidencias de Quito i de Charcas, dependientes la primera del virreinato de Nueva Granada i la segunda del de Buenos Aires, Abascal, a quien sus cortesanos llamaban "el Argos de cien ojos," puso en movimiento las tropas de su mando, levantó nuevos cuerpos, fundió cañones i contribuyó poderosamente a sofocar por entonces la insurreccion en ambas provincias. A mediados de 1812, su ejército del sur, despues de algunas victorias, avanzaba hácia Buenos Aires.

Los sucesos de Chile habian llamado la atencion del virrei. Este alto funcionario habia mirado con marcada mala voluntad la instalacion de la primera junta gubernativa; pero sin medios para disolverla, i creyendo, por otra parte, que los antecedentes, i la respetabilidad de las personas que la formaban, eran una garantia de que iba a permanecer fiel a la metrópoli, disimuló cuanto pudo sus sentimientos hostiles, estimulando sin embargo artificiosamente los movimientos reaccionarios que pudieran fraguarse en Chile. Cuando descubrió el rumbo que tomaba la revolucion chilena, cuando la vió declarar la libertad de comercio, reunir un congreso nacional, desobedecer las órdenes emanadas del consejo de rejencia, adoptar una nueva bandera, dar a luz un periódi co en que desembozadamente se hablaba de independencia, i prepararse para dictar una constitucion del estado, la rabia i el despecho del virrei no conocieron límites. Eficazmente apoyado por el consulado de Lima, compuesto en su mayor parte de negociantes españoles que creian ver la ruina de sus intereses en la libertad comercial, preparó el equipo de corsarios que viniesen a hostilizar el comercio de Chile, i discurrió otras medidas igualmente perjudiciales a nuestro pais, segun hemos contado mas atras. Desentendiéndose de todo miramiento, seguro del poder de sus armas que creia vencedoras en Quito i en el virreinato de Buenos Aires, i persuadido de que la revolucion de Chile estaba consumiéndose por la anarquía interior, i produciéndose por todas partes movimientos reaccionarios como los de Valdivia i Concepcion, tomó un tono arrogante i amenazador. En octubre de 1812, al paso que conminaba a los revolucionarios chilenos con el pronto envío de una espedicion que viniera a someterlos por la fuerza, se dirijia al obispo de Concepcion i a otros personajes de este pais para estimularlos a fomentar la discordia entre los patriotas i a preparar el triunfo de las armas del rei.

Abascal tenia hasta entonces una confianza casi ilimitada en su po-
der. Esperaba confiadamente que su ejército, varias veces vencedor
en las provincias del norte del virreinato de Buenos Aires, acabaria de
someterlas en poco tiempo mas, i podria pasar a Chile por las cordille-
ras para restablecer aquí el antiguo gobierno. El desastre que sufrió
ese ejército en Tucuman, en setiembre de 1812, que debió demostrar-
le el desarrollo siempre creciente de la revolucion americana, no hizo
mas que modificar sus planes. En el gobierno interior, la amplitud de
su autoridad habia esperimentado tambien una gran limitacion. Las
córtes de Cádiz habian sancionado la constitucion liberal de la monar-
quía deslindando las atribuciones de los poderes públicos i poniendo
cɔto a la accion arbitraria del rei i de sus representantes. El virrei
Abascal se habia visto obligado a prestarle juramento el 1.o de setiem-
bre, i a disponer en honor de su proclamacion fiestas populares que
duraron seis dias; pero no se le ocultaban los inconvenientes que el
nuevo réjimen podia ofrecer a la conservacion de la antigua obedien-
cia. Una teoría tan fácil i sencilla (la de la monarquía constitucional)
no es sin embargo, decia, alimento propio para el comun de los pue-
blos, que todo lo terjiversa i acomoda a su pequeña intelijencia, de
que han nacido los absurdos mas graves, i que no solo el vulgo igno-
rante, sino personas en quienes se supone alguna ilustracion, hayan
abrazado i sostenido aquí i en otras partes como un axioma, la paradoja
de la soberanía del pueblo (2). El virrei Abascal, fiel representante
de las doctrinas en que descansaba la monarquía absoluta, debia creer,
como muchos otros altos funcionarios de España, que el réjimen cons-
titucional establecido por las córtes de Cádiz, era puramente provi-
sional, i que en todo caso, en América no podia tener mas que una
aplicacion mui restrinjida. Así fué que llegó a persuadirse de que ese
nuevo código no era freno a la autoridad casi ilimitada que creia indis-
pensable ejercer para afianzar la tranquilidad de estas colonias.

El estado de jeneral desquiciamienlo en que suponia al reino de
Chile lo estimuló a intentar una empresa que en otras circunstancias
habria debido parecerle irrealizable. Desde hacia mas de un año se
hallaba en Lima un oficial de alta graduacion a quien el consejo de
rejencia habia confiado uno de los mas elevados puestos en el gobierno
de Chile, pero que por el estado de revolucion en que se hallaba este
pais, no habia podido pasar a ocuparlo. Ese oficial era el brigadier de
la real armada don Antonio Pareja, marino envejecido en el servicio, i

(2) Relacion citada, páj. 79.

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