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perpetua paz el pueblo recomendable por su hospitalidad i caridad! No se estienda hasta sus respetables umbrales el torrente de injusticias, usurpaciones i atentados que inundan la tierra. Haya en el mundo, a lo menos, un asilo abierto a la libertad, a los talentos, a las virtudes pacíficas».

En otro artículo sobre el mineral de Punitaqui, espresaba:

«Es necesario protejer la industria, i es indispensable domiciliar entre nosotros los conocimientos útiles. Para tener hombres que posean los conocimientos de que pende el adelantamiento de las minas i demás producciones del reino, i que éstos sean en número suficiente a cubrir todos los puntos que exijen sus atenciones, con unos costos tolerables i sin el riesgo de ser el juguete de los charlatanes, es forzoso que se formen aquí (1); es forzoso que este jénero de estudios se establezca entre nosotros. Ellos están comprendidos en el plan del Instituto Nacional. Son una aplicación de las matemáticas i de la química, de la cual se necesitan maestros; i es preciso que vengan de fuera».

En otro artículo sobre la industria popular, escribía:

«¿Cómo han de aprenderse los trabajos i procederes de las artes, si no hai maestros que las enseñen? La ignorancia en estos objetos interesantísimos será eterna, el pueblo será miserable, degradado i envilecido, hasta que nos vengan de los países cultos e industriosos hombres dotados de conocimientos útiles i acostumbrados al trabajo. Pero atravesar inmensos mares, esponerse a los riesgos, espatriarse, sufrir las incomodidades del cabo de Hornos, no detenerse (si vienen por otro camino) en los países del tránsito si en ellos encuentran una acoji

(1) Espediente para que se pidan maestros de química.

da honrosa i las dulzuras de la libertad en que adoran, son en verdad cosas que entibian nuestras esperanzas. Con todo, consta por esperiencia que un buen gobierno hace milagros; i el honor, i una lejislación sabia, justa i equitativa, unida a la feracidad del suelo i a la bondad del temperamento, pueden presentar a los ánimos de los estranjeros una perspectiva mui atrayente i enamoradora. Nada debe omitirse para engrandecer i enriquecer la nación, i desterrar el ocio i la miseria. Ella debe decir con Virjilio:

Tentanda via est, qua me quoque possim
tollere humo.

Veamos si podemos levantarnos del polvo.

«La industria trae las riquezas, i las riquezas forman el poder nacional. La industria introduce el trabajo, i el trabajo destierra al ocio i a los vicios. Los pueblos laboriosos tienen costumbres. La riqueza i las costumbres son el apoyo, el recurso, el baluarte de la libertad, ¿Cómo, pues, han de omitirse los medios indispensables para llamar la industria a nuestro territorio? ¿Cómo no han de dictarse todas las precisas providencias, i removerse todos los obstáculos, para atraer i domiciliar entre nosotros los maestros de las artes? El pueblo que conozca sus verdaderos intereses, mirará siempre a un estranjero útil como un don inapreciable, como un instrumento de su prosperidad».

¿Qué cambio mas radical?

Los estranjeros odiados antes como enemigos manifiestos o solapados, ahora eran acojidos como hermanos i solicitados como maestros.

El redactor de la Aurora no se contrajo únicamente a las cuestiones palpitantes del momento: la

soberanía del pueblo, la lejitimidad del poder real, el dominio de la América fundado en la conquista, la crítica del sistema colonial, la justicia de la independencia.

Promovió o discutió también otros asuntos de vital importancia, aunque solo tuvieran una relación indirecta con la política candente: el incremento de la población, la sepultura de los cadáveres en las iglesias, la civilización de los indíjenas, el influjo de los escritos luminosos sobre la suerte de la humanidad, etc., etc.

Camilo Henríquez contribuyó, como el que mas, a inculcar la idea de que la ilustración era la única escala que los chilenos tenían para salvar de la especie de subterráneo en que la ignorancia los había sumerjido.

A su juício, la instrucción pública era el resorte mas poderoso para que una sociedad avanzara i prosperase.

Sin ella, no podía haber ni literatura, ni industria fabril,minera i agrícola, ni instituciones republicanas, ni conocimientos de los derechos i obligaciones de los gobernantes i gobernados, ni libertad, ni progreso.

Copio en comprobante los párrafos siguientes que tomo al acaso:

que

«Entre las innumerables cosas útiles de que carecemos, es mui sensible, i aun vergonzosa, la falta de un museo de historia natural en un país cuyo suelo oculta la opulencia de la naturaleza. ¿A dónde estenderemos la vista que no encontremos vastas moles cuyas entrañas son depósitos de preciosidades? Para prueba de esta verdad, solo diremos que el mineralojista don Cristiano Heuland, comisionado por la corte de Madrid para la colección de producciones minerales, llevó de este reino tres colecciones de preciosidades i rarezas: la una cons

taba de setenta i cuatro cajones de ocho arrobas cada uno, i era la de mas interés i estimación; las otras dos fueron mas pequeñas, i sus destinos eran, el de la una para cambiar con preciosidades de los gabinetes de Europa, i el de la otra para el Príncipe de la Paz. Dicho naturalista dice lo siguiente en una carta confidencial dirijida a don Marcos Francisco Sierralta, escrita en Copiapó:-No pensaba detenerme tanto aquí; pero han sido tan grandes las ventajas de mis escursioues por los cerros i sus minas, que no fue posible de otra manera. Pero estas dilijencias fueron de bastante satisfacción mía, pareciéndome corto el tiempo en consideración de las bellas i diversas colecciones que he juntado.(Aurora, N.o 13, t. 1, de 7 de mayo de 1812).

«Desconsuela la comparación del actual estado del país con el poder, opulencia i prosperidad a que lo llama la naturaleza. La causa de su atraso se encuentra únicamente en la falta de ilustración. Su terreno es prodijiosamente fecundo; pero está en la infancia su agricultura. ¿Han llegado nuestros vinos al estado que pueden llegar? El lino que viene en nuestros campos en tanta abundancia, ¿nos exime de la necesidad de comprar los lienzos al estranjero? El número de nuestros buques corresponde a la abundancia de nuestras maderas? ¿Qué ventajas han resultado hasta ahora a la patria de los tesoros que encierra en su seno? Ah! estas riquezas están escondidas a la ignorancia i al torpe ocio; sc descubren al injenio i a la aplicación laboriosa. Permanecerán en gran parte ocultas en las cavernas dė la tierra hasta que se haga por arte el trabajo de las minas. Solo en la parte del norte hai mas de trescientos minerales abandonados por falta de luces, se dice en un espediente de 6 de setiembre de 1790. La ciencia de las minas se estudia en toda la Europa i en Méjico. Aquí nos es del todo des

conocida, siendo tan necesaria en un país compuesto de minerales. Parece, dice don Antonio de Ulloa, que las tierras del Huasco se hubiesen todas convertido en mineral.-Admira que en otras partes se erijan escuelas para la estracción del carbón; i que en Chile se yerre un socavón en las minas mas preciosas por ignorancia, i que el oro se arroje entre los desperdicios por incuria. No cabe en cabeza humana el que hasta ahora no se haya intentado la ejecución de una sola máquina de las muchas que se enseñan para el uso ventajoso de las fuerzas, i libertar así a los míseros operarios condenados al duro trabajo de levantar i sacar a hombros de las profundas i tortuosas cavernas las venas ricas en un tiempo en que en Europa se usa para semejantes trabajos de la acción del fuego (1).-¡Cuántos fósiles yacen ignorados, porque no los conocemos, i porque ignoramos el arte de prepararlos! No obstante, ellos son preciosos por su utilidad para las artes, tal es el cobalto, que sirve a la pintura i esmaltes, el bismuto, el cinc, que tiene tantos usos, i tantas otras sustancias minerales. Pero nuestro atraso en el arte i trabajo de las minas en nada es mas sensible, que en el abandono en que están las minas de azogue i de hierro, dos artículos capaces de enriquecer al país. Todo se reserva para lo futuro. Entonces se reunirán para la gloria i esplendor de la patria las riquezas de la naturaleza, las empresas de la industria i las producciones del jenio.

«Scenis decora alta futuris»

(Aurora, N.° 14; t. I, de 14 de mayo de 1812).*

«Las actuales circunstancias de un pueblo en que falta todo, exijen ciertamente una grande activi

(1) Espediente para que se pidan a Europa maestros de quí.

mica.

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