Imágenes de páginas
PDF
EPUB

no he tratado todavía de tan importante atribucion, atendiendo á que, además de exigir de justicia su respetable trascendencia una discusion detenida y separada, tropezamos con el inconveniente de que, ó yo me he equivocado en el examen, ó los publicistas mas clásicos desde el primero hasta el último han confundido la materia, desenvolviéndola bajo un sistema erróneo; y por lo mismo necesito antes de todo calificar los principios generales adoptados en sus escritos, á fin de que mis ideas no comparezcan como una paradoja. Por fortuna, aunque la nombradía de sus talentos arrastra consigo un favorable prestigio en la república de las letras, muy á propósito para preocupar á los lectores, existe en todas sus obras un testimonio irrecusable que acredita al golpe el equivocado concepto de sus teorías, puesto que ninguna de ellas deja de comprender un capítulo espreso con el epígrafe de Relacion del estado con la Religion, sin mas diferencia, mas observaciones ni discursos. Ahora bien: habiendo una Religion verdadera y muchas falsas, se infiere, sin pasar mas adelante, que las nociones vertidas bajo una abstraccion tan equívoca y genérica deben envolver una inevitable confusion, y al mismo tiempo la mas notoria injusticia, por cuanto, prescindiendo de parte de quien se halla la razon, se opone á todas las reglas de lógica y de moral que una doctrina verdadera se califique de igual modo que la falsa. Si para dar á conocer la relacion de la filo

sofía natural con la mecánica de las artes colocáramos en una idéntica categoría el sistema irrisorio de los átomos de Epicuro y el admirable de Newton, no se nos acusaria de parciales é insensatos? Pues luego, ¿cómo han llegado á persuadirse los políticos que una diferencia reclamada en puntos de filosofía por las leyes físicas de la naturaleza, no ha de ser exigida con mas fuerza por las divinas de la Religion? El error y la verdad, á semejanza de la luz y las tinieblas, giran siempre separados, y asi jamás se encontrarán en un punto de contacto la Religion católica y las comuniones heterodoxas. Se dirá que al Estado conviene desentenderse de cuestiones religiosas, y adoptar una medida genérica para dictar sus providencias con respecto al culto; pero esta es la equivocacion que denunciaba antes á la animadversion de V. M., fundándome en que repugna á la sana filosofía que se reconozca por axioma legislativo un error abiertamente manifiesto. Bien sé que al Estado le ligan relaciones con el culto religioso de todas las iglesias; pero por la misma causa decia yo, que no debiendo servir de máxima constitucional una idea falsa, convenia haberse propuesto investigar cierta norma irrecusable y adecuada, capaz de resolver el problema político segun prescribe la justicia; y esto es precisamente lo que á mi parecer se consigue en realidad esplicando la relacion del Estado con el culto, no siguiendo el sistema particular y arbitrario proclamado hasta

ahora por los publicistas, sino mas bien aplicando las bases de justicia distributiva que observan los gobiernos en sus tratados con las naciones libres ó feudatarias de su dominacion.

2.o La Inglaterra, por ejemplo, la nacion mas rica, emprendedora y comerciante del universo, es bien notorio que, abrazando en la órbita de su engrandecimiento la mayor parte del globo, procura estender las escalas de su comunicacion por ambos continentes; y que en medio de su opulencia y escuadras formidables, no solo ajusta pactos de comercio y alianzas con los imperios poderosos, sino que tampoco se desdeña de mantenerlos hasta con las tribus bárbaras ó medio salvages que permutan sus peleterías; y que en consecuencia de los convenios recíprocos se benefician ambas partes contratantes, sujetándose á ciertas leyes y condiciones sin ofensa de su peculiar independencia. Igualmente sabemos que la misma Inglaterra, aprovechándose de su inmenso poderío en el Asia, domina en calidad de feudatarios los populosos imperios del Indostán, y otras regiones comarcanas sometidas á su yugo. Prévio este conocimiento, y contrayendo ahora la cuestion á la relacion del Estado con las religiones, se verá claramente la resolucion del problema que parecia antes complicado, pues resultando de lo dicho que no pueden intervenir estipulaciones iguales sino entre partes recíprocamente libres, se deduce por analogía, que solo la comunion católica se halla en el caso de reclamar este de

recho como la única que, habiéndose introducido y perpetuado sin apoyo humano, se ha sostenido por su propia virtud en medio de las persecuciones, hasta que atrayendo á sus enemigos con su mansedumbre y caridad, se fue incorporando á los Estados bajo recíprocos convenios, y salva su mútua independencia. Por el contrario las sectas de los heresiarcas, semejantes á los pueblos avasallados del Indostán, jamás han representado una soberanía libre, y sí una categoría tributaria, mas o menos favorecida de las leyes, pero siempre subordinada. No habria, pues, exactitud, filosofía ni justicia en esplicar bajo un principio único las relaciones de los pueblos libres y feudatarios; no hay tampoco un asomo de razon en haber graduado indistintamente las relaciones del Gobierno con la Iglesia católica, libre é independiente, y las sectas serviles de los hereges, cismáticos ó-protestantes; y por tanto necesitamos señalar como base en la materia dos principios generales y diversos, á saber, el de la libertad y el del vasallage, el primero esclusivamente propio de la Religion verdadera, y el segundo de las falsas.

Así que, la gran teoría de la libertad, con la que los incrédulos han metido tanto ruido y pensaban trastornar el catolicismo, descubre el distintivo brillante que le caracteriza, y el verdadero norte para evitar la confusion que. han introducido los publicistas en sus tratados de la relacion entre el Gobierno y las iglesias.

que,

En efecto, delante del principio de la independencia desaparece la oscuridad de aquellas falsas teorías que, considerando á los príncipes como gefes del Estado, iban deduciendo indefinidamente consecuencias, y transmitiendo los errores mas crasos y adversos á la libertad de nuestra santa Religion; errores que han defendido los periódicos y varios vocales de las Cortes con un entusiasmo acalorado, figurándose sin duda algunos oradores hallándose su doctrina apoyada en autoridad de Bentham, Benjamin Constant, Guizot, &c., no admite ya contradiccion. Tal es el efecto que ha producido siempre el error cuando va interpolado con una verdad, y al mismo tiempo desenvuelto por una pluma de partido; porque como no todos perciben la perfecta conexion de las ideas, especialmente hallándose desprevenidos, no es raro que muchos admitan insensiblemente proposiciones procedentes del error juzgándolas ilaciones del principio cierto. Sin embargo, V. M. verá ahora por esperiencia con cuánta facilidad, entendiéndonos en adelante segun la distincion hecha de los dos principios, se. desvanece la confusion sofística de ciertos publicistas, y se resuelve á satisfaccion la relacion de la Iglesia con el Estado. Paso á probarlo.

3. El axioma fundamental de los políticos citados supone que los príncipes, segun antes indiqué, eran los gefes superiores de todas las corporaciones del Estado, bajo cuya denominacion comprenden la Iglesia católica. En esta pro

« AnteriorContinuar »