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La uniformidad nuestra política esterior, adoptando las grandes reformas que la humanidad está en via de realizar, como la abolicion del corso, la libertad de la navegacion fluvial, la estradicion criminal civil, el reconocimiento del derecho de intervencion en la política americana, la reduccion del ejército permanente, la regularidad del sistema postal, son otras tantas cuestiones que el congreso debería resolver i que han sido ya desarrollados en este mismo recinto por un distinguido escritor americano (1).

Creo haber manifestado, señores, la necesidad de que las repúblicas Hispano-Americanas se reunan en un Congreso Jeneral para impedir su absorcion por el jigante anglo-americano. He apuntado a la lijera los objetos que ese congreso debe proponerse, concurriendo todos a un solo fin-la consolidacion de la raza española en nuestro continente, la constitucion de una nacionalidad sud-americana. Pero ¿quién tomará la iniciativa? Cuál de las varias repúblicas que deben componerlo, es la que está llamada a encarnar ese pensamiento, i con la suficiente influencia moral para arrastrar la inercia de las voluntades? Esa república no puede ser sino Chile. Estando mas distante del peligro comun, gozando de una paz mas consolidada, la mas rica i fuerte, i respetada por el estranjero, ejerciendo cierta supremacía sobre las repúblicas hermanas, la primera que ha dado el grito de alarma, es naturalmente la que puede i debe emplear su mediacion para llevar a efecto el Congreso Jeneral sud-americano.

Concluiré, señores, por desvanecer una idea que, aboliendo los sentimientos de raza i de patria, haria inútiles todos los esfuerzos de resistencia i nos entregaría manos atadas a la república norteamericana, idea sostenida por los espíritus seudo- humanitarios que no comprenden mas que la estéril i abstracta idea de humanidad, i que por otra parte, cuenta mas partidarios de lo que se cree entre los hombres positivos. ¿Qué importa, se dice, esta esta estrecha idea de patria que limita nuestros sentimientos al recinto de tantas leguas cuadradas, al lado de esa grandiosa idea de la humanidad que no reconoce por límites sino los del mundo mismo? ¿Qué el sentimiento de raza sino un resabio del antiguo antagonismo entre los hijos de un padre comun? Si a lo que debemos aspirar aquí abajo, es a formar una sola familia humana, mas pronto llegaremos a ese fin, cuando las barreras de la relijion, del idioma i de lo que se llama el patriotismo hayan caido, i todas las razas se hayan confundido en una sola. En América, por ejemplo, cuanto no ganaria la union humanitaria i la causa de la democracia, si una misma raza i una sola república se estendiera de uno a otro polo, si una misma lengua, unas mismas ideas i unas mismas instituciones rijieran en este gran continente, aunque Chile no formara mas que una estrella apagada del pabellon americano!......

(1) Don D. Juan B. Alberdi.

No, señores, la division de razas no trae solo su oríjen de los odios humanos, está en la naturaleza, es la obra de Dios! De la familia al municipio, de los municipios a la nacion, de las naciones a la raza, de las razas a la humanidad, hai una gradacion marcada por la naturaleza misma. En cada uno de esos círculos que se ensanchan hai una vida propia, ideas, sentimientos propios, un organismo que los hombres no pueden romper impunemente, una esfera distinta de desarrollo i de accion, que les permite llevar a la grande esfera su porcion de ideas i de vida peculiar. La division de razas, la idea de patria son pues tan sagradas como la institucion de la familia: su coexistencia separada forma esa variedad en la unidad, signo característico de las obras del Hacedor, lei eterna que preside el mundo físico, como el mundo moral, como el mundo intelectual. El sentimiento que nos liga al país en que hemos nacido, no es un sentimiento mezquino, como la idea de familia no se opone a la de patria, ni esta escluye la de humanidad. Asi los que pretenden abolir esas divisiones naturales, reducir a una desolante uniformidad las orijinalidades de las razas, trastornan el órden eterno i cercenan esa misma idea de la humanidad que solo

reconcen......

La raza latina no debe sucumbir en América. Le están reservados demasiado altos destinos para que el desaliento la suicide. Si la América es el porvenir de la humanidad, sí, «cuando la columna europea se haya desmoronado.........ese poderoso continente se ha de alzar del horizonte para gobernar a su vez» (1); si entonces la raza anglo-sajona dominara sola en él, ¿qué sería de la jenerosa raza latina? Quién sería su representante en la gran familia? Será la decrépita Italia, que el leon austriaco amenaza ya desgarrar? Será la España, esa vieja madre que sufre las consecuencias de sus propias faltas i no podria sino deplorar la desgracia de sus hijos de América? Queda solo la Francia, pero la Francia sola, estrechada por todas partes por esa raza jermánica que domina ya en los cinco. continentes, agotadas sus fuerzas en estériles ensayos de organizacion social, sucumbiria talvez.

No, señores, la raza latina no debe, no puede, no quiere perecer en América!

(1) Phillips "América.”

***

CONST.

PUBLICACIONES DE LA PRENSA

EN HOMENAJE DE DON MANUEL CARRASCO ALBANO.

(Editorial del diario "La Patria" de Valparaiso.)

Dias hace el correo nos avisaba que Manuel Carrasco Albano habia dejado de existir. Manuel Carrasco Albano, que en Chile habia muerto para los trabajos de la intelijencia, murió para los trabajos de la vida en una casa de sanidad de Norte-América. Era una lámpara que habia cesado de dar luz. Hoi la lámpara ha cesado de recibir la luz del sol.

Nunca es tarde para el recuerdo, i vamos a cumplir con un deber sagrado. La memoria de Carrasco nos es cara, i es cara para todos los que, con los ojos fijos en lo futuro, quieren que la república lo alcance libre, próspero i feliz.

Carrasco Albano ha sido uno de los primeros apóstoles de nuestro progreso político. Jóven aun, sometia nuestras instituciones al crisol de su criterio, i desde entonces ¡ya hace mucho tiempo! la crítica constitucional no ha avanzado un paso que él no hubiera se ñalado.

Al abrir sus Comentarios a la Constitucion de 1833 la vista tropieza con una línea que parece de mal augurio. «Memoria, se lee, premiada por la Universidad de Chile.» ¿La Universidad de Chile podia, catorce o diez i seis años atras, premiar una obra empapada en las mas atrevidas ideas del moderno liberalismo?

Lo podia. El libro de Carrasco Albano manifiesta un espíritu valiente que sabe desprenderse de las preocupaciones i los intereses dominantes: es un análisis concienzudo, desapasionado, lójico, erudito, ameno de nuestra carta fundamental.

Carrasco Albano tenia el presentimiento de los progresos, de las dificultades, de las complicaciones, de los absurdos que en un porvenir no remoto debia enjendrar la constitucion. Tenia ese presentimiento i lo espresaba, a veces con pocas esperanzas de ser oido, siempre con la seguridad de no ser desengañado,

El comentador hace el proceso de nuestra carta desde su artículo 1.. Hombre eminentemente práctico, considera en tésis abstracta que las demarcaciones de territorio puede ser materia de un precepto constitucional; pero cree que por las especiales condiciones de su topografía política es inaceptable este procedimiento para las nacionalidades sud-americanus. Mientras hai derechos en litijio, las demarcaciones de este jénero o invaden o abandonan: en todo caso anticipan ineficazmente la resolucion de una controversia que, con el trascurso de los tiempos, debe volver a presentarse, i que entonces la declaracion constitucional no basta para resolver. El hecho está probándolo, i las pretensiones arjentinas tienen buen cuidado de no olvidar el artículo 1.o de nuestra carta.

Las pájinas que el autor consagra al estudio del artículo V, deberán leerse i meditarse siempre que se ponga en tabla la cuestion. Cuando la separacion de la iglesia i el estado era una idea que pocos se atrevian a formular en voz alta i sin mirar de antemano a su derredor, Carrasco Albano la sostenia con una noble entereza, con un perfecto conocimiento de causa i con una tranquilidad admirableniente calculada para llevar la conviccion, no el odio a los espíritus. Carrasco Albano tomaba en cuenta nuestros antecedentes históricos, seguia con paso seguro la marcha del cristianismɔ i analizaba, bajo el punto de vista legal i económico, los graves inconvenientes que producia el precepto constitucional.

«Esa union, decia, debe cesar para el bien de una i otra sociedad. La alianza del estado debe ser siempre sospechosa para la iglesia, porque ella es el poder mas débil. Esa proteccion le es humillante cuando otros cultos le disputan la victoria en el terreno de la razon i es un pretesto para la tiranía cuando un gobierno que le cs contrario quiere avasallarla. Sobre todo, en un pais rejido por las formas republicanas en que los gobiernos varian tan frecuentemente, en que los partidos mas opuestos se suceden en el mando, en que tan pronto pueden reinar los buenos principios como los malos, la iglesia no debe descender hasta perder su arbitrio para la subsistencia de sus ministros,hasta implorar su fuerza en apoyo de su poder eminentemente moral....>>

I mas adelante:

«La libertad de cultos es una necesidad del pais i una conveniencia para la iglesia misma. Chile necesita la inmigracion, i sobre todo la inmigracion protestante. Las naciones europeas que nos han de proveer de una masa de colonos industriosos, morales i emprendedores son la Alemania, los paises escandinavos de la Suecia, Noruega i Dinamarca, la Suiza, la Gran Bretaña. Los habitantes de los paises católicos, como la Italia, la España i aun la Francia, son malos colonos porque no nos traerian sino nuestros mismos hábitos que deseamos reformar, la misma inercia, la misma ignorancia, la misma corrupcion, la misma carencia de industria i amor al trabajo. Por otra parte, la asimilacion de la raza jermánica a la

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