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vado). Pasé en seguida á hablar de la cuestion de reconocimiento, y sobre todo del de la Holanda, cerca de cuyo gobierno consideraciones del momento hacian el reconocimiente mas posible. En esta cuestion esplicóseme Lord Palmerston con toda su antigua benevolencia en favor de nuestra causa, concluyendo con hablarme de los sucesos de las provincias vascongadas, escitándome con calor á aconsejar al gobierno de la Reina el reconocimiento de los fueros, como medio de gran utilidad para la terminacion de la guerra, en lo que convine absolutamente con la opinion del ministro británico. Así concluyó esta conferencia importantísima, de que dí estensamente conocimiento al Conde de Ofalia en mis comunicaciones del 18 de junio de 1838. Despues de ella y durante la ceremonia y fiestas de la coronacion, debí al Vizconde de Palmerston cuantas señales esteriores pudiera apetecer para manifestar á la faz del numeroso cuerpo diplomático ordinario y estraordinario de toda la Europa, que se hallaba reunido á la sazon en Londres, que existia la mas cordial union y amistad entre la Inglaterra y la España que yo representaba.

Mas mi corazon todo español no podia en verdad participar del júbilo y la alegría que inspiraban á todos, los festejos con que la Inglaterra celebraba con justicia la coronacion de su interesante y jóven soberana. Mi vista no podia separarse del estado lastimoso de la España en que la sangre de sus hijos corria á torrentes, derramada por brazos todos españoles, y

que el porvenir no podia dejar de presentarse mas y mas sombrío á la consideracion, por poco profunda que fuese, de la situacion momentánea de los negocios, que yo veia de esta manera.

La España no podia con sus propios medios, sin hacer alguna transaccion, idea y aun palabra que escitaba las pasiones, concluir con su guerra civil. Cooperacion de la Francia no habia razon de esperarla en aquellos momentos. De la Inglaterra tampoco, como no fuese á condicion que la produjese mas daños que el bien que se recibiese, ó sea accediendo á los deseos permanentes del gobierno inglés de ha– cer su proyectado tratado de comercio, lo que equivalia á hundirse el porvenir industrial de la España. El comun acuerdo de la Inglaterra y la Francia respecto de España, cada dia se alejaba mas, y antes por el contrario cada momento se suscitaban rivalidades de intereses que tenian todo el aspecto de incompatibles absolutamente. Nada en fin podia la causa de la Reina esperar por el momento del estranjero y por sí sola parecia que no podia acabar la lucha.

En tal estado se hallaba la causa esterior. En el interior encarnizábanse cada dia mas los partidos. No podia esperarse ver terminada la cuestion de sucesion, ó sea de D. Cárlos, si no se aceptaba el camino ya indicado de la transaccion, y esta la imposibilitaba el estado permanente de revolucion política en que se hallaba el pais. La revolucion política se sostenia porque la cuestion carlista duraba; una y otra se alimentaban recíprocamente, y una y otra

impedian la terminacion final dependiente de la conclusion de ambas y del establecimiento de un gobierno fuerte.

Esta era cabalmente la situacion de la España en la época á que me refiero, es decir, en julio, agosto setiembre del año de 1838, y la misma que en octubre en que yo tomé la embajada de París, en cuya época voy á entrar.

y

CAPÍTULO OCTAVO.

El Presidente del Consejo, Duque de Frias, me propone la embajada de París-Mi respuesta dada el 30 de setiembre de 1838 fijando las condiciones con que la aceptaria-Mi primera conferencia con el Conde Molé-Presentacion de mis credenciales-Entrada de la Princesa de Beira en España-Noticias relativas al partido carlista-Zumalacarregui-Batalla de Luchana-Expedicion de Gomez-Expedicion de D. Cárlos sobre Madrid-Batallas de Huesca y Barbastro-Vuelta de D. Cárlos á las provincias Vascongadas Agentes secretos diplomáticos en Viena, Petersburgo, Berlin, Turin y Nápoles-Apogeo de la causa carlista-Su declinacion-Semejanza entre los partidos que subdividian los dos campos, carlista y cristino-Mi sistema para negociar con la Francia Y fundamentos en que se apoyaba-Mi primera gestion por escrito con el gabinete francés el 2 de noviembre de 1838—Notas pasadas al Conde Molé y sus contestaciones-Interrumpe el gobierno mi negociacion mandándome que no insista en pedir conferencias-Notas cruzadas entre los gabinetes ruso é inglés-Muñagorri y su bandera de Paz y Fueros-Estado de los negocios diplomáticos en París al concluir el año de 1838.

Preparábame para dejar á París despues de mi vuelta de Londres y marchar á Madrid para asistir á las sesiones del senado, cuando el Duque de Frias á la sazon présidente del Consejo de ministros y ministro de Estado, me escribió con fecha del 22 de

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