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LEGACION CERCA DEL GOBIERNO SUPREMO DEL PERU.

Lima y Junio 23 de 1822.

I. H. Sr.

Tengo la honra de acusar á US. I. el recibo de su oficio de 22 del corriente, con las copias que me acompaña de las comunicaciones relativas á la declaracion terminante que por disposicion de este supremo gobierno exijió el ilustre señor general en jefe don- Rudecindo Alvarado al señor general Canterac, sobre la clase de guerra que pensase adoptar cou respecto al batallon de Numancia.

Si el Sr. Canterac vé con horror la guerra á muerte, como odiosa, repugnante y detestada tanto por él como por todos los que componen el ejército que manda, debia hallarse decidido á respetar á los oficiales del batalion de Numancia que pudieran tener la desgracia de caer prisioneros, para acreditar que sus sentimientos no son menos filantrópicos que los del Sr general Morillo; cuya conducta de dar cuartel hasta á los oficiales pasados á las filas de la patria, ha sido aprobada por el gobierno español.

Por parte de la república de Colombia se tratan no solo con humanidad sino con una generosidad ilimitada á todos los que pertenecen al ejército real, como US. I. sabe.

El mismo 24 de Mayo en que pasé á US. I. mi nota anterior sobre este particular, y en que suponia que para esa fecha debia estar yo en Quito el Sr. general Sucre, ha conseguido el glorioso triunfo que ha terminado la guerra en el territorio de Colombia. Su generosidad con los vencidos, y muy particularmente con los ciento ochenta oficiales y jefes prisioneros, son una nueva prueba de la lenidad colombiana: entre ellos se cuenta el coronel D. Nicolas López, que seduciendo un batallon se pasó al ejército real de Quito, y ha sido tratado igualmente.

Cuando la república no tiene ya enemigos en sú territorio: cuando puede mandar sus armas victoriosas en auxilio del Perú: cuando ha extendido su generosidad hasta los enemigos, no puede ver con indiferencia la suerte de uno solo de sus cinHISTORIA-16.

TUM. V

dadanos; y los oficiales de Numancia le pertenecen por nacimiento, y por sus destinos. Siguiendo el espíritu de mi gobierno, y deseando que se economizase la sangre de los numantinos lo mismo que la de los oficiales que se puedan haber pasado al ejército real del Perú, pedí que se empleasen los medios que tuviese por eficaces la política de su gobierno.

A pesar de las grandes ventajas conseguidas por las armaş de la patria, me parece que no seria inoportuno que se exitaso nuevamente á los Sres. generales La-Serna y Canterac; para que regularizando la guerra en los mismos términos que se verificó en Colombia, se evite el sacrificio de uno que otro individuo, cuya sangre no puede ser útil á ninguno de los dos partidos belijerantes fuera del campo de batalla. Si como no parece de esperar los generales Laderna y Canterao se negasen á este deber de humanidad, el género humano sabrá quien le es responsable de las fatales consecuencias que serian inevi

tables.

Reitero á US. I. mis sentimientos de la mas alta consideracion y aprecio-I. H. Sr.-Joaquin Mosquera.

I. H. Señor Ministro de Estado y de Relaciones Exteriores dei Perú.

AL NUM. 2.

Contestando á la proposicion que US. hace, sobre el canje del señor coronel don José Santiago Aldunate, con el de igual graduacion marques de Valle-Umbroso, acompaño copia de la comunicacion del Ministerio de la Guerra, que comprede el avenimiento del gobierno.

En su virtud yo espero que US. se sirva librar la órden al comandante de las fuerzas en Ica, para que se le entregue á un oficial que ocurrirá por él, ó se le sitúe en el punto nuestro que el diga.

Aseguro á US. mi consideracion y aprecio.-Rudevinido Abvarado.

Señor Mariscal de campo don José Canterac, general en fefe de las tropas enemigas.

AL NUM. 3.

No es sido yo quien ha remitido á US. las comunicaciones de la Península; ni aun cuando lo hubiese hecho, habria sido con el objeto de intimidar á los jefes de ese ejército, con las noticias poco lisonjeras del estado de la España.

Yo celebro que US. las tenga mas recientes y agradables de su madre patria; pues por lo que á mi toca, tendré mas satisfacion de combatir con enemigos que no se creen faltos de recursos y si la victoria quisiere favorecerme, será mayor gloria para un militar que está convencido de que ya no es tiempo de seguir otra política, que la de la guerra.

Ofrezco á US. mi consideracion y aprecio.-Rudecindo Alvarado.

Señor Mariscal de campo don José Canterac, general en jefe de las tropas enemigas.

AL NUM. 4.

El oficial parlamentario don Rufino Martinez, estoy cierto que no fué seguido de tropa alguna, y si al mismo tiempo de llegar éste á su destino, sucedió el tiroteo de nuestra partida avanzada, sé que dimanó de no haberse encontrado là órden del comandante general de la division del Sur, al que mandaba dicha partida en el punto donde se le suponia.

No es pues el hecho que US. reclama, un acontecimiento estudiado ó producido por la ignorancia, sino puramente casual: con lo que sin querer entrar en mas discusiones sobre el tenor del oficio en que US. reconviene sobre este punto, lo contesto.

Reitero á US. mi consideracion y aprecio.-Rudecindo Alvarado.

Señor Mariscal de campo don José Canterac, general en jefe de las tropas enemigas.

AL NUM. 5,

Está muy equivocado, cuando que el Sr. coronel de Burgos D. José Beza fué mal herido, y que recibió mal trato de nuestras tropas. El no sufrió mas que un golpe de un caballo en Cancha rayada; que no le impidió marchar hasta Maipú á batirse con nosotros; y cuando cayó prisionero, se le dispensaron todas las consideraciones que seguramente no pueden esperar jamas los nuestros de la generosidad española. Por esto es, que tampoco he creido sea un rasgo particular de esta virtud, dejar en el lecho al Sr. coronel Aldunate, cuando de traspasarlo á otro lugar, debia seguir indefectiblemente su

muerte.

Aseguro á US. los sentimientos de mi aprecio-Rudecindo Alvarado.

Sr. mariscal de campo D. José Canterac, general en jefe de las tropas enemigas.

AL NUM. 6.

Contesto á la nota de US. en que me pide razon del tratado y auxilios que se dan á los prisioneros de ese ejército, incluyéndole orijinal la comunicacion del ministerio de guerra, que sobre el particular solicitó al efecto.

Reitero á US. mi cousideracion y aprecio-Rudecindo Al

varado.

Sr. mariscal de campo, D. José Canterac, general en jefe de las tropas enemigas.

AL NUM, 7.

Ni Pedro Beraun se ha presentado en Pasco con un carácter de ese ejército, ni es sujeto á quien importe detener; asi es, que si el permanece entre nosotros, será porque quiera. Con todo, el Sr. presidente de Tarma, á quien he hecho mis prevenciones, resolverá conforme convenga.

Sírvale á US. de intelijencia y reciba las consideraciones de mi aprecio--Rudecindo Alvarado.

Sr. mariscal de campo D. José Canterac, general en jefe de las tropas enemigas.

INSTRUCCION DADA POR EL PROTECTOR DEL PERÚ AL GENERAL D. DOMINGO TRISTAN PARA QUE LA OBSERVASE EL JEFE DEL ESTADO MAYOR DE LA DIVISION EXPEDICIONARIA DEL SUR.

1o La cantidad de la fuerza de un ejército está en razon de la unidad de la accion que se emplea en él, y esta es el resultado de la union entre los jefes, y uniformidad de sus intereses y sentimientos.

Cualquiera diverjencia de estos dos móviles poderosos, lo destruye todo. Asi es que nada interesa mas que establecer entre los jefes de la division, no solo la union política, sino aun la fraternal, evitando y cortando toda clase de desavencias que influyan en los resentimientos personales.

Esta es la primera base del poder militar, y la que debe sostenerse por todos los medios que dicten la prudencia y la tolerancia.

2o La opinion de las provincias que van á ser protejidas por nuestra fuerza es el principal elemento con que debe contar la division para sus progresos. Los pueblos del Perú tienen arraigadas las ideas religiosas, y es forzoso no dar un solo paso que desacredite á las armas libertadoras en su creencia y

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