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tículo América: "Se debe el descubrimiento de la América á Cristóbal Colon, y aún se le atribuye el descubrimiento del continente en 1498;" y en cuanto á Vespucio, dicen: "Un Florentino, Américo Vespucio, acompañaba á Ojeda en esta navegacion: de vuelta en España se jactó de haber descubierto el primero, el continente del Nuevo Mundo." Esta obra no menciona los dos primeros viajes hechos, de órden del Rey Don Manuel de Portugal en 1501 y 1503.

En el artículo Brasil dicen: "Gonzalo Coello fué reconocido por comandante de las tres naves que salieron de Lisboa, en Mayo de 1501, por órden de Don Manuel. Una segunda escuadra de seis naves enviada poco tiempo despues por el mismo Soberano, reconoció la costa meridional hasta el cabo das Virgens, y dejó una colonia en Porto Seguro."

En casi todas las obras publicadas en estos últimos tiempos en Inglaterra, sobre todo desde principios de este siglo, observamos que sus autores no han dado crédito á las relaciones de Vespucio.

La Enciclopedia británica empieza en su artículo América por decir: "América, así denominada por haberse atribuido falsamente Américo Vespucio la gloria de haber descubierto el continente, etc." y pág. 37: "Colon fué el primer Europeo que puso el pié en el Nuevo Mundo, que descubrió." Tampoco los autores de esta Enciclopedia hablan palabra de los supuestos viajes de Vespucio en 1501 y 1503.

En el Edinburgh Gazetter or Geogra phical Dictionary, Cabral es proclamado descubridor del Brasil, y no hemos haflado en esta obra una sola palabra sobre los citados viajes, como tampoco en la historia de Portugal, compuesta originalmente en ingles por una sociedad de literatos, obra mui fidedigna y dilucidada con 1553 notas, en que se cita un crecidísimo número de autores, así portugueses como extranjeros.

M. Bonné de Cressé, en su Historia de lu Marina de todos los pueblos dice: "Todas las naciones han asentido en dar el nombre de América á esta nueva parte del globo. La atrevida pretension de un feliz impostor ha usurpado al autor de aquel descubrimiento la gloria que le pertenecia." Lo mismo en sustancia dice Malte Brun en su Historia de la Geografía (tomo 1o, pág. 617), y más adelante añade sin nombrar a Vespucio:

"Colon y Vasco de Gama, traspasando los límites quiméricos que habian atajado el vuelo de los antiguos, echaron de un golpe por tierra los sistemas de Tolomeo, de Estrabon y de los demas geógrafos de la antigüedad."

No analizaré aquí la opinion que emite en otro pasaje el mismo geógrafo. fundada sin duda en las relaciones de Ramusio, y particularmente en las de Canovai, panegirista de Vespucio, sobre el supuesto primer viaje de este Florentino á América, un año antes que Colon, y que parece que no admitió su continuador, pues dice en la nota 3.3 página 518 del tomo 1o, hablando de Vespucio: Excitado ademas por los buenos resultados que habia obtenido Colon, emprendió su primer viaje de descubrimiento, etc., y todavía se explica mas categóricamente cuando dice (tomo II, página 1.3): De nuevo hemos acompañado al inmortal Colon á aquel continente, que hubiera debido llevar su nombre.

El erudito caballero de Bossi, en su historia de Cristóbal Colon, dice (página 155-156): "La llegada de Colon á Lisboa puede considerarse como el término de su primer viaje el mas importante de todos, pues abrió el Nuevo Mundo á todas las edades y á todas las naciones. No tienen estos hechos mejor apoyo que las palabras mismas del ilustre Genoves. Existe afortunadamente una carta de Cristóbal Colon, dirijida al tesorero del Rey de España, Rafael Sánchez, que se publicó en Lisboa en 1493, y que hace relacion á los primeros descubrimientos de América que acaban de verificarse. Tradújose en Roma del castellano al latin, y se imprimió dos veces en el mismo año, como dice el Caballero Morelli. Varios biógrafos de Colon hacen mencion de esta carta, y aún la han insertado en sus obras; entre ellos se cuentan su hijo, y Antonic Gallo Genoves, de quien existe en la coleccion de Muratori, una obrita titulada: De navigatione Columbi per inaccesum antea occeanum; pero este precioso documento que, por mucho tiempo, se ha considerado como el único escrito de Colon, publicado mientras él vivió, y cuyo original español se imprimió, en opinion de Murr, en el siglo XV, se ha dado varias veces desnaturalizado y mal traducido al público, á tal punto que no se le podia considerar como la carta auténtica de Colon; pero, por fortuna, existe en la Biblioteca de Brera un

ejemplar impreso en 1493, que nunca he podido haber á las manos, y de que ni aún los mismos bibliógrafos hacen mencion (1). Bossi habla tambien de otra edicion de esta carta que data del siglo XV, y que ciertamente pocos han visto; pero ésta, á ménos de que esté incompleta, nada tiene que ver con la de que vamos hablando, etc."

Este pasaje de la obra del Caballero Bossi viene tambien en apoyo de las autoridades precedentes, que prueban que Colon se adelantó á Vespucio en la carrera de aquellos descubrimientos; pero lo que se ve en el documento transcrito en las páginas 170 y siguientes hasta la 179, sobre la opinion de los que rehusan á Colon el haber descubierto, el primero, el continente de América, es tan digno de repetirse que creo deber copiarlo en apoyo tambien de lo que he dicho en mi carta al Señor Navarrete y en estas notas adicionales. Dice así este documento: "Animado de un generoso celo, el autor del Elogio de Colon trata de probar que este grande hombre fué el primero que descubrió la tierra firme de América; apóyase particularmente en Tiraboschi, y ademas de los historiadores de Fernando, cita á Pedro Martir de Anghiera (2) y la relacion impresa en Milan, en 1508. Otras muchas obras hubiera podido citar, pero sobre todo se propuso asegurar á Colon la gloria de aquel descubrimiento, reclamada en favor de Américo Vespucio. Parece que le contradicen los autores españoles que colocan el viaje del navegante toscano á las Indias Occidentales no en el año de 1497, lo que seria un año antes del tercer viaje de Colon, sino en 1499. Podria creerse que sea por un error de data, sea por atribuirse el honor del descubrimiento, Vespucio anticipó en sus cartas dos años sobre aquella época, porque ningun testimonio depone en su favor: mas hai; en el año 1496, Colon se dirijió hácia España, de donde no salió hasta el 1498, lo que prueba que se hallaba en la córte en 1497; en esta épo

ca

se dieron sin miramiento, y en su perjuicio, numerosas licencias para des

(1)-M. Enrique Ternaux posee en su preciosa biblioteca, en Paris, un ejemplar de esta edicion, que se ha servido comunicarnos.

(2) En el territorio de Milan: de Angleria se llamaba él y así decimos comunmente.

cubrir nuevas tierras; quejóse de ello Colon con justicia y la córte, que tenia entónces interes en no descontentarle, revocó aquellas licencias. Seria pues, preciso suponer que en aquel intervalo, Vespucio partió con Ojeda, encarnizado enemigo de Colon, que gozaba entónces del favor y mercedes de la córte.

"Salió Ojeda con Vespucio un año despues del tercer viaje de Colon, cuando empezaba la córte á entibiarse con éste... En efecto, Ojeda no llegó á Santo Domingo hasta el 1499, mucho tiempo despues de la llegada de Colon, que ya habia recorrido las costas del Nuevo Continente. ¿Qué hicieron durante aquellos dos años, Ojeda y Vespucio, que segun la relacion de este último, ni siquiera arribaron á aquellas playas, aunque dijeron que las habian visto los primeros? Cómo el mismo Colon no hubiera hablado de ello siendo así que todo lo nota en sus cartas y que no sabe acallar sus quejas cuando le parecen fundadas? ¿Cómo se explicará el silencio de los autores contemporáneos sobre este pun to?"-Y sin embargo Américo Vespucio, exclama con dolor el autor del Elogio de Colon, tuvo la no merecida gloria de dar su nombre á aquella parte del mundo y la indiferente posteridad sancionó un fallo dado contra Colon por la injusticia y que el trascurso de los tiempos ha hecho irrevocable.

"Pero ni Tiraboschi ni el autor del Elogio se ocuparon en refutar á aquellos escritores que, para asegurar la gloria del viajero Florentino, dicen que Colon nunca se alejó de Santo Domingo, de la Jamaica, de Cuba, y de las otras islas del archipiélago mejicano; sin embargo, aun prescindiendo de las relaciones de varios historiadores que han hecho mencion de aquel viaje de Colon por las costas de la tierra firme, parécenos que la misma carta del navegante Genoves, publicada la primera vez por Morelli, confirma este hecho hasta la evidencia."

Analiza el autor en seguida la citada carta, y observa un paso importante, cotejándole con lo que dice Hornio en sus orígenes americanos; y luego añade las siguientes observaciones acerca de Vespucio:

"Varios escritores refieren que Américo, ántes de emprender su viaje al Nuevo Mundo, visitó la Inglaterra y la Irlanda. Añaden que cuando salió de

estos reinos, se adelantó hasta un punto del mar del Norte donde los hielos le obligaron á volverse atras; pero todos estos dichos no estriban mas que en la autoridad de Gerónimo Bartolomei que, en el siglo XVI, compuso un poema titulado La América, en el que, por una ficcion poética llevó á Vespucio á la córte del Rey de Etiopia, y le hizo contar sus soñados viajes á los mares del Norte! ...

"Los partidarios de Vespucio, añade el autor, niegan á Colon hasta la circunstancia de haberse alejado nunca de las islas que descubrió para acercarse á la tierra firme, pero no presentan mas pruebas en apoyo de sus denegaciones que el testimonio de Francisco Giuntini, que vivió cosa de un siglo despues, mientras que en favor de Colon se invocan los testimonios de los autores contemporáneos, de Pedro Martir de Anghiera que indica el país de Pária como el continente de América, y del autor de la relacion de los viajes, impresa desde principios del siglo XVI en Viena y en Milan."

"Fué Vespucio el jefe de la armada enviada á América, ó no se embarcó en ella mas que como simple pasajero? Cuestion es ésta que todavía no está resuelta (decia entonces el autor). Todos los escritores españoles que cuentan la expedicion en que figuró Vespucio, aseguran que no se efectuó sino en 1499, y que el Arzobispo de Badajoz, enemigo de Colon, despachó órdenes, que él solo habia firmado, á Alfonso de Ojeda en las que se mandaba á este Español que avanzase hácia el Nuevo Continente y probase á hacer otros descubrimientos, con la esperanza de que éstos eclipsarían la gloria de Colon, que á la sazon se hallaba en Santo Domingo, y que debia ignorar las tramas que se urdian contra él en España.

"Ojeda llevó por piloto á Juan de la Cosa, Vizcaino, y segun el sentir de los mismos escritores, Américo no se embarcó mas que como simple pasajero, y llevando solo, en calidad de tratante, un interes pecuniario en aquel armamento. Con efecto, en sus relaciones, siempre habla en plural, fuimos desembarcados, etc., y no dice que partió con una comisión del Rey de España mas que en una de sus cartas, dirijida á Lorenzo de Médicis. Estos fueron probablemente los motivos que movieron á Pedro Martir de

| Anghiera, bien que elojiándole como buen geógrafo y buen astrónomo, á no contarle nunca entre los descubridores del Nuevo Mundo."

Así termina el autor: "En la relacion de su segundo viaje, si es que puede suponerse que hizo un primero, Vespucio deja columbrar cierta envidia del que visitó, el primero, el nuevo hemisferio; los viajes que aquel Florentino hizo posteriormente, se emprendieron de órden de la córte de Portugal, y entonces fué cuando se atribuyó el honor de haber descubierto el Brasil, honor que le disputan los Españoles, y que los Portugueses atribuyen á uno de sus compatriotas, Pedro Alvares Cabral en 1500."

Después de los escritores y geógrafos que dejamos citados, el señor Navarrete publicó el tercer tomo de su Coleccion de los viajes y descubrimientos que hicieron por mar los Españoles, etc., y se ocupó en un exámen mas circunstanciado de Vespucio, en las diferentes relaciones de sus viajes, y en el cotejo de las varias ediciones de las obras que hablaban de aquel Florentino, con lo que adquirió noticias de sumo interes, que pueden verse en su obra. El sabio académico español, despues de restablecer en su punto la verdad de los hechos acerca de los viajes de Vespucio, rebate con luminosa crítica las pretensiones de Bandini y Canovai, de modo que seria inútil insistir aquí sobre los errores y evidentes contradicciones de estos dos panegiristas del navegante Florentino; sin embargo, añadiremos con este motivo algunas observaciones que no hemos hallado ni en el exámen del señor Navarrete, ni en otros autores.

Ademas de todas las incoherencias y confusiones que nos presentan las relaciones de los viajes de Vespucio, que muchos han notado, resultan otras no ménos graves, en nuestro sentir, de la dedicatoria de Vespucio, fecha en Lisboa, á 4 de Setiembre de 1504, á Renato, Duque de Lorena, que se titulaba Rey de Sicilia y de Jerusalem, dedicatoria que se halla en la Cosmographiæ introductio ya citada. impresa en Saint-Diez en Lorena, en 1507, donde se lee por primera vez el nombre de América.

Este Renato de Anjú, Duque de Lorena, murió en Ex (Aix), en 1480, y Vespucio no podia escribirle ni dirijirle sus relaciones veinticuatro años despues de

muerto,

Este Duque de Lorena tampoco pudo haber tenido relaciones con Vespucio, relativamente á los viajes de éste, ni protejerle aún ántes de que hubiese emprendido ninguna expedicion, pues que el Duque Renato I, gran protector de Huber, de Van-Eyck, de Botinelli, de Perugino, de Filelfo, de Maggio, de Marcelo. de Marcial de Auvernia, y de otros hombres célebres, murió diez años ántes de la llegada de Vespucio á España y éste no emprendió su primer viaje hasta el de 1499, es decir, diez y nueve años despues de la muerte de aquel príncipe.

P

Tampoco pudo haberse criado con él, como dice en la misma dedicatoria. Ubi recordabitur quod olim mutuam habuerimus amiciliam tempore juventutis nostræ cum gramatic rudimenta imbibentes sub probata via, et doctrina venerabilis Fratris de S. Marco, Frat. Georgii Antonii Vespucii, avunculi mei, pariter militaremus, etc.... Vespucio nació en Florencia, el 9 de Marzo de 1451, y el Duque Renato I nació en el castillo de Angers, el 16 de Enero de 1409. Claro está que mediando entre ellos 42 años de diferencia en la edad, no pudieron estudiar la gramática juntos. Ademas Renato se crió en Angers, con su madre, y luego en la córte de Francia, al paso que Vespucio pasó su juventud en Italia.

sus

Las primeras relaciones de este Duque de Lorena con la Italia no datan mas que del año 1434 en que envió á aquel país á la Reina Isabel su esposa, con el título de su lugarteniente, á fin de poner al Papa y al Duque de Milan en intereses, de reanimar el celo del partido anjovino, y de frustrar los amaños de Don Alfonso, Rey de Aragon. No salió para Génova y Nápoles hasta el año 1438. y volvió á Francia por Marsella á fines de 1442. ántes de que naciera Vespucio. Cuando volvió á Italia, donde se detuvo poco tiempo, Vespucio no tenia mas que dos años y Renato cuarenta y cuatro.

Si no se presentan las mismas dificultades para que el Duque Renato de Lorena, de quien se habla en la dedicatoria de Vespucio, titulado Rey de Sicilia y de Jerusalem, sea Renato II, todavía no obstante se presentan algunas de bastante bulto, como vamos á ver.

En efecto, aunque este Renato II. Duque de Lorena. que tambien tomaba el título de Rey de Sicilia y de Jerusalem, en sentir de algunos escritores moder

nos (*) fué contemporáneo de Vespucio, basta leer su historia para convencerse de que no pudo tener en su juventud relacion ninguna con Vespucio. Ningu

mas

no de los numerosos escritores de la Lorena dice que Renato II estuviese en Italia antes de su viaje á Venecia en 1480, cuando negoció un tratado con aquella República. Ninguno, con motivo, dice que estudiase en Florencia. Cuando este Duque pasó á Italia, tenia veintinueve años, y no me parece que esta sea edad para que empezase á estudiar la gramática, quien ya negociaba tratados y estaba nombrado teniente general de los ejércitos de la República. Mas hai. No solo, como queda dicho, ningun historiador declaró que Renato II hiciese sus estudios en Florencia, sino lo que todavía es mas decisivo el mismo Bandini, gran panegirista de Américo, copia en la pág. 25, cap. 2, un pasaje de Julian Ricci, célebre anticuario, en que constan los nombres de algunos alumnos de la escuela de Antonio Vespucio, y es el siguiente: "Antonio Vespucio daba lecciones de gramática á varios muchachos de la principal nobleza, y entre otros á Pedro Miser, Tomas Soderini y á Américo Vespucio."

Y si Renato II, si un príncipe, hubiera sido discípulo de Antonio Vespucio y compañero de Américo, ¿lo hubieran olvidado el anticuario Ricci y el panegirista Bandini? Este último, sobre todo, que tantas investigaciones hizo, y tan menudamente habló sobre la crianza de Vespucio y la genealogía de su familia, ¿ hubiera acaso omitido una particularidad tan interesante? El mismo Bandini parece que reconoció la impostura de esta dedicatoria y procuró evitar un exámen que hubiera podido menoscabar la memoria de su héroe, y la supuesta autenticidad de los documentos publicados por él ó por los especuladores de aquella época ó por sus amigos á principios del siglo XVI, siglo fértil en toda casta de falsarios.

Vamos ahora á examinar otras cuestiones que nos presentan las datas de las cartas de Vespucio, dirijidas ya á Lorenzo de Médicis, ya á Lorenzo Pedro de Médicis, ya á Lorenzo Pedro Francisco de Médicis, de Florencia, fechas en

(*)-No hemos hallado ningun documento contemporáneo que pruebe que este Duque tomaba semejante título.

18 de julio de 1500, de mayo de 1501, segun otros, y de 1504.

Si este Lorenzo Pedro de Médicis, es como parece serlo en las primeras ediciones, Lorenzo de Médicis, apellidado el Magnífico, este príncipe murió e 1442, y mal podia Vespucio dirijirle sus cartas cuando ya no existia. Aun cuando esta observacion de crítica fundamental no fuese terminante, el silencio de Valori, de Fabronio y de Roscoe, que tan minuciosamente escribieron la historia de ambos Lorenzos de Médicis, sobre un suceso de tanta importancia como la del descubrimiento de un mundo nuevo, sería un motivo grave para excitar nuestra desconfianza. El mismo silencio observamos en la obra Diario de succesi importanti seguito, etc., desde 1498 hasta 1512, publicado en Florencia en 1568.

Los partidarios de las pretensiones de Vespucio podrán decir que aquellas cartas no iban dirijidas á Lorenzo de Médicis, apellidado el Magnífico, sino á Lorenzo II, aunque esto no es nada probable, pues ya hemos dicho que en las primeras ediciones se lee Lorenzo Pedro, y éste fué el que se tituló el Magnífico y fué hijo de Pedro I, de quien tomó su segundo nombre; pero supongamos que así fuera. Lorenzo II nació el 13 de setiembre de 1492, y todavía no tenia ocho años en la época de la primera carta de Vespucio; ¿y es de creer que Vespucio escribiese á un niño sobre descubrimientos y viajes? Bien conoció Bandini cuán improbable era todo esto, pero firme siempre en su propósito de sacar airoso á su héroe, y para dar á la tal carta cierto viso de autenticidad, dijo que aquel Lorenzo de Médicis podia ser un tal Lorenzo Pedro Francisco; pero obsérvese que su conjetura no solo pone en duda la autenticidad del documento, mas tambien que está en contradiccion manifiesta con este pasaje de su propio texto: "Non si puo negare que ne sia indirizzada ad un Lorenzo, mentre egli lo nomina nel corpo della medéssima col titolo di Magnífico." Ademas de esta conjetura de Bandini es contra producentem; no la apoya, ni creemos que pudiera apoyarla en ninguna razon plausible. (1)

que

(1)-La opinion de Robertson acerca de Bandini es la siguiente: "En 1745, el abate Bandini publicó en Florencia una Vida de

Acabamos de ver por el simple aná lisis que precede, solo sobre las personas á quienes dirijió Vespucio sus cartas, cuantas dificultades, incoherencias y confusiones se ofrecen en punto á su autenticidad; ahora añadiremos que no podemos comprender cómo en aquella época (en tiempo del Rey Don Manuel), Vespucio que ya estaba al servicio de España, ya al de Portugal, no temia comprometerse siguiendo correspondencia al mismo tiempo con un individuo de la casa de los Médicis, declarados rebeldes por la República de Florencia, su patria, y con Soderini, detestado y perseguido. por el Papa Julio II, gran favorecedor de los Médicis, y que tanto influjo ejercia en España y en Portugal. Tampoco podemos comprender cómo habiéndose impreso en Lisboa en 1502, en Portugues, las obras de tres célebres viajeros, Márco Polo, Nicolas de Conti, y Girolomo de Santo Stéfano, no se imprimió tambien la relación de los descubrimientos que Vespucio dice que ya entonces habia hecho, y nada menos que de órden del Rey.

Algunos acaso querrian sostener en vista de lo que dejamos expuesto, que un documento no queda convicto de falsedad por el argumento negativo ó por el silencio de uno ó de muchos autores; pero los sábios que han compuesto el Nuevo tratado diplomático, y que son autoridad muy competente, dicen con mucha razon: queda convicto de falsedad (un documento) á ménos de que fuese imposible que hablasen de él (los autores) si fuese auténtico. Y, en nuestro concepto, precisamente en este caso debe considerarse el silencio de Barros de Goes, de Osorio, de Buonacorsi y de Valori, autores contemporáneos de las pretensiones de Vespucio. Cabalmente tambien en este caso debe considerarse la circunstancia del silencio de los documentos contemporáneos de los archivos generales de Portugal, el de mas de 200 manuscritos portugue ses de la Biblioteca real de Paris, y sobre todo del lleva el número 10.023, que

Vespucio en 4. Esta obra, desnuda de todo mérito, está escrita con tan poco criterio como veracidad. El autor sostiene las pretensiones de su compatriota al descubrimiento del Nuevo Mundo; con mucho celo, pero sin el menor fundamento." (Véase su Historia de América).

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