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desempeñaron con lustre sus altas funciones», se alzaron como furias i como movidos por un resorte eléctrico en contra de todo lo que significara libertad e independencia, lanzaron pastorales i escomuniones contra los patriotas, pidieron para éstos persecusiones i castigos tremendos, i en sus escritos i en sus predica ciones empleaban los mas destemplados ultrajes contra los Bolívar, los Sucre, los San Martin, los O'Higgins, etc., etc., es decir contra lo mas grande i lo mas noble que ha producido la América. Como todo aquello fué ineficaz para impedir las victorias de los independientes i para detener o retardar la emancipacion de estos paises, comenzaron desde entónces a perder su prestijio las pastorales i las escomuniones que lanzaron los obispos.

En muchas pájinas de su importante libro consigna Ud. tales o cuales accidentes que son mui útiles para apreciar las ideas, creencias o preocupaciones de los tiempos pasados. Así en la pájina 448, en la nota, hace Ud. una referencia a la astrolojía aplicada al ejercicio de la medicina. Creo que habria convenido estenderse un poco mas, i demostrar que tales estravagancias fueron mui jenerales en otros siglos en casi todos los pueblos europeos. En España, la medicina astrolojica subsiste hasta tiempos relativamente recientes.

En una pájina de mi Historia de Chile (tomo III, páj. 147) he copiado testualmente un acuerdo de las Cortes de Castilla, en 1579, para pedir al rei que no permitiese practicar la medicina a quien no hubiera estudiado la astrolojía; i conozco un tratado de patolojía astrolójica publicado con las licencias civiles i eclesiásticas que contiene reglas seguras para diagnosticar cualquiera enfermedad segun la fase de la luna.

Hai algunos incidentes de su importante libro que me habrian proporcionado observaciones; pero como ya es tiempo de poner término a esta larga carta, me reservo para tratarlos la primera vez que tengamos un rato de con. versacion. Por ahora, mi estimado amigo, concluyo estos borrones espresándole mis deseos de que su valioso libro tenga ante el público ilustrado la favorable acojida que merece, que ella sea el premio de la laboriosidad que Ud. ha desplegado, i que le sirva de estímulo para completar su trabajo publicando la segunda parte que Ud. tiene preparada, es decir, la historia del desenvolvimiento intelectual de Chile despues de la independencia.

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CAPÍTULO PRIMERO

LA ONOMÁSTICA CHILENA

I

SUMARIO.-Componentes de la raza chilena.-Las indíjenas i el español conquistador constituyen nuestra base étnica.-La influencia estranjera.- Los negros; medios con que se detuvo su perpetuacion. —El levo araucano.-Los nombres hereditarios entre los mapuches.—Caciques e indios atacameños; apellidos cunzas. —La onomástica mapuche.-Apellidos aborfjenes.-Nombres poéticos de las mujeres i varoniles de los hombres.-Procedencias Millcayac o Allentiac.-Algunos indíjenas de Mendoza en el siglo XVI.—La lingüística al servicio de la onomatolojia chilena.

Uno de los problemas mas interesantes que solicitan la atencion de los pensadores modernos, es buscar la jénesis de cada pueblo, a fin de determinar, por el proceso de la evolucion, los rasgos distintivos de la psicolojía moral de cada uno.

Con referencia a Chile es un hecho inconcuso que la masa de la poblacion llegó a constituirse con dos elementos cardinales i predominantes: la mujer indíjena i el conquistador español, De su cruza procedió la raza chi-. lena con caractéres uniformes.

Ella ha conservado rasgos de uno i otro factor. Como es de lei natural en el mestizaje, han prevalecido, afinándose, las condiciones mentales i morales del conquistador, superior en desarrollo.

El producto de razas desiguales da un mejoramiento, una seleccion, en que se reparte de los padres lo mejor de ellos: su físico como su espíritu, sus preocupaciones como sus tendencias, su relijion como su lengua, llegándose, por fin, a la supeditacion del componente étnico que lleva savia mas vigorosa. Este triunfa irremediablemente. Es bien conocido que el sello de su triunfo queda afianzado i manifiesto en la lengua que predomine. Así, puede asegurarse, sin errar mucho, que de razas projenitoras bilingües ha de prevalecer la mas desarrollada.

No quiere esto decir que la ménos culta no deje a su vez de influir de reflejo i llevar al acervo nacional un continjente numeroso de vocabios, representativos de su modo de ser propio i de sus costumbres o tradiciones.

Eso pasa de contínuo. I resulta entónces, no corrompida la lengua madre, sino aumentada con voces que son necesarias, i que por fuerza toman carta de naturaleza en el léxico. Siendo como son signos de civilizacion distinta, distintas palabras han de representarlos. Sale por tal proceso enriquecido el idioma predominante.

Ahora ¿en qué proporcion se ha efectuado la mezcla de raza? La falta de datos estadísticos hace la cuestion bastante compleja; pero no tan insoluble que no se puedan insinuar fundadas inferencias.

La misma dificultad sujiere el determinar la cuota con que ha contribuido a la formacion del pueblo chileno, el elemento estranjero, o sea todo lo que no es español, i que vino desde los primeros dias de la conquista a allegar su sangre a la jénesis de los primeros mestizos. Las prolongadas décadas de guerra que informan nuestra historia, singularmente en el siglo XVI i principios del XVII, dieron fijeza i normalidad al mestizaje.

Pasa por un axioma entre nuestros escritores la escasa o nula influencia que el estranjero ha ejercido en la formacion de la raza chilena.

Se ha repetido, en formas las mas variadas, que hemos vivido desde la época de la conquista encerrados algo así como en una máquina neumática, sin comunicacion alguna. I de tal manera habríamos tenido este aislamiento

que se llega a afirmar sin contradiccion que hasta 1810 nuestros puertos no estuvieron abiertos a las procedencias de todo el globo.

No puede esto aceptarse sin beneficio de inventario.

En jeneral, son conocidas las prohibiciones legales que, por diversas razones, creyó conveniente dictar la corona de España. Esas prohibiciones constan de un sinnúmero de cédulas, que se incorporaron a la lejislacion. Debemos decir que muchas de ellas quedaron en el papel, unas veces por obra i gracia de las mismas autoridades que virtualmente hicieron la vista gorda, i otras, por obra i gracia de resoluciones de la Corte que esplicitamente las abrogaron.

Es un hecho notoriamente conocido que en los primeros tiempos de la conquista no hubo seleccion de raza española; vinieron a América todos los que tenian temple belicoso i aventurero, sin distincion. Se enrolaron en las filas los buscadores de oro i los buscadores de gloria de los cuatro pun. tos de la brújula, pero en especial los que por afinidad de gustos i de vida procedieron de la hoya del Mediterráneo. Por eso vinieron juntamente con españoles i flamencos, así peninsulares de las repúblicas italianas como habitantes del archipiélago del Ejeo, así portugueses como errantes judíos que la famosa cédula de 1492 declaró espulsos de la península ibérica. Este éxodo a América fué incesante.

La riqueza del Perú fué cebo de atraccion imponderable. Allí afluyeron. I de allí se desparramaron, viniendo no pocos a nuestras playas i a nuestro valles.

Por otra parte, las ciudades chilenas que se fundaron en la otra banda de los Andes, recibieron por ese lado de la cordillera las procedencias de Brasil i del Rio de la Plata, no tan cerradas a piedra i lodo como ordinariamente se ha creido.

Hemos juzgado conveniente comprobar estos datos con la revisacion prolija de nuestros archivos coloniales; i si es verdad que la cosecha no ha sido mui abundante, siempre hemos logrado reunir cierta cantidad de prue. bas documentales que bastan, en nuestro sentir, para aseverar que la proporcion de estranjeros llegados a nuestro pais es bastante considerable, si se atiende a lo escaso de la poblacion blanca de que se ha podido hacer estadística, i a la inevitable pérdida de noticias probatorias por el trascur so del tiempo.

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