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dado un cronista jesuita de no necesitarlos, ni tampoco boticas ni drogas. de ningun jénero.

Veamos algunos de esos pocos hijos de Esculapio.

Miguel Putier, cirujano frances, se avecindó er. Santiago por 1713. Aparece afianzado por Juan de Ribera, ante Henostrosa el 5 de diciembre de ese año (Archivo de escribanos, vol. 504 i vol. 295).

Debe haber venido este médico, como el doctor Darrigrande, en la época de la <gran invasion» en que junto con la enorme cantidad de mercaderías que se introdujeron, llegaron tambien representantes de la cultura francesa en la rama de estudios vinculada a la salud.

Nótase, sí, que estos facultativos no se concretaron al ramo de su especialidad: abarcaron muchos i mui variados campos de la actividad.

Juan Daniel Darrigrande, médico frances, nacido en Brest, en 1678 1. Casado con María del Cármen Mendibel, de la que tuvo numerosa prole.

Hemos tenido oportunidad de decir en otro lugar que es equivocada la nacionalidad italiana que se le ha atribuido, lo mismo que la alteracion en Darrigrandi, que conservan sus descendientes actuales.

Tanto su procedencia como su firma son netamente franceses.

Vino de Brest a bordo del buque La Princesa.

Vimos ya como intervino en el proceso de estranjería de Cadieu, paisano suyo, que atendió profesionalmente en la Serena, i por cuyos servicios cobró $ 2000*.

Darrigrande tuvo una grave enfermedad por agosto de 1721 porque el 7 de ese mes aparece en el protocolo de Henostrosa el encabezamiento de su testamento, que quedó en blanco. Alcanzó a declarar por sus hijos a Juana i Francisco, i debe haber estado mui grave, porque ro tuvo sino tiempo de estampar su firma, ya casi inintelejible, pero con sus rasgos

1 Real Audiencia, vol. 1457. Su edad, de 37 años, en 1715, así lo corrobora en una declaracion judicial prestada en un espediente de San Juan de la Frontera. 2 Capitania Jeneral, vol. 667.

3 Archivo de escribanos, vol. 1721.

jenuinos que hemos visto cien veces en su activa vida de médico i de negociante.

El médico recobró la salud i luego le encontramos nuevamente dedicado a múltiples negociaciones1.

En 27 de junio de 1730, aparece disponiendo un censo, a favor de las monjas Carmelitas, sobre sus casas (avaluadas en $ 9000): 600 a beneficio del colejio de San Diego de Alcalá i $ 300 a favor del monasterio de las monjas Claras. Darrigrande era ademas propietario de una chacra que compró en remate por $ 40002.

Al promediar la centuria figura en los anales médicos de la colonia el doctor Diego de Lasivenat3 (que VICUÑA MAC-KENNA, llama Lassevinat, o La Sirena) i que «no bebia sino agua de la quebrada Ramon, porque la del Mapocho se componia de cuatro venenos constipantes...»

En un juicio seguido por 1731 1736 con el albaceazgo de Francisco Benítez se designa al Dr. Lasivenat por Diego de la Sirena. (Real Audiencia, vol. 239).

En otro, seguido en 1735-1743 con Francisco Soloaga, llámasele del propio modo «La Sirena». (Real Audiencia, vol. 248). Por 1746 se le siguió juicio por desacato a la autoridad, i todavía se nombra de igual manera. (Real Audiencia, vol. 1126).

Es, pues, constante la alteracion del apellido orijinario. Estamos en presencia de uno de los infinitos cambios que sufre la onomástica por influencia de corruptelas que se perpetúan a despecho de todo. Triunfa la alteracion fonética.

En el último tercio del siglo XVIII figura en el Sur Dionisio Roquan

1 Real Audiencia, vol. II.

2 Archivo de escribanos, vol. 629, fol. 255.

3 Archivo de escribanos, vol. 613. En el protocolo de Rodrigo Henríquez de 15 de enero de 1721, se llama i firma capitan Lasivenat (Obligacion por $ 3585 a favor del capitan Ignacio de Abadia: residente en Lima., Probablemente el Lasivenat era cirujano militar, i por eso tendria acaso el grado de capitan. El notario Henriquez lo llama La Sirena.

1

(Rocuant), con residencia en Concepcion, ciudad en que tenia una botica por 1789, sin duda la misma que los padres jesuitas habian instalado en esa ciudad antes de su espulsion. La medicatura, i talvez mas que la medicatura, la botica, debe haber procurado al facultativo Rocuant cierta fortuna; porque por aquella época adquirió varias propiedades rústicas i urbanas. Entre otros bienes raices que poseyó figura una isla, que todavía lleva su nombre, la Isla Rocuant, en la bahía de Talcahuano.

A último del siglo XVIII hai en Valparaiso un Dr. Raymondis, presumiblemente de orijen galo.

2

Cárlos Dray, nacido en Manosa, en tiempo que dependia de un consul corso. De dos meses, partió a Cádiz, i despues de varias peripecias que referia en 1809 al gobernador Carrasco, «resolví (dice) fijarme en donde existe la mejor universidad de medicina, i de corresponder con los princi. pales químicos i médicos de Europa, a efecto de procurarme las instrucciones principales, con todos los nuevos descubrimientos en la medicina, de formar colecciones en forma de Diccionario, acomodados a la intelijencia del vulgo, como tambien de los mejores renglones de medicina, los que tiene intencion de pedir en donde se cosechen, para beberlos sin adultera. cion i mui frescos, con el objeto de ofrecerlos a los boticarios, los médicos, los subdelegados de pueblos, a los capitanes de embarcaciones i a las familias que quieran proveerse, como se suele hacer en Inglaterra i Norte América».

Dray, agregaba haberse dedicado al conocimiento de las diferentes propiedades, especies i calidades de los vejetales, minerales i animales, como tambien del comercio en jeneral; pero escusaba el exámen de profesionales por temer las fatales consecuencias de la envidia, de las aprehensiones e ignorancia supina de ciertos facultativos».

No obstante tan bombástica fraseolojía, el gobernador Carrasco, en

1 Capitanía Jeneral, vol. 71 i 669. Rocuant figuró en 1773 en la primera autopsia que se ha hecho en Chile, como ayudante del cirujano Estéban Justa que la practicó. (Capitania Jeneral, vol. 814).

2 Capitania Jeneral, vol. 40.

auto de 22 de noviembre de 1809, le dió el portante, i le ordenó salir de Chile.'

Fuera de los ante citados Feuillée i Frézier, hombres de ciencia i de alta representacion intelectual han dejado sus huellas en este pais. Tal es el célebre Boungainville que en calidad de esplorador i astrónomo nos visitó por 1765. Su nombre ha quedado vinculado a la jeografía nacional. En la Bahía Boungainville, en Magallanes, hai una isla tambien denominada con ese apellido, a que aquel insigne navegante denominó de El Observatorio, por haber colocado en ella sus instrumentos mientras estuvo ahí fondeado verificando observaciones.

Probablemente en la época de este viaje se bautizaria el gran canal Messier, en el archipiélago austral, en recuerdo del célebre astrónomo Charles Messier, quien, aunque no dejó escrita obra alguna, hizo avanzar enormemente la ciencia astronómica con las observaciones de toda su vida.

El naturalista José Dombey 3 figuró en la famosa espedicion científica de Malaspina, Ruiz i Pavon en 1789, lo mismo que Luis Née, botánico que estudió nuestra flora con gran prolijidad.

Hai algunos franceses todavía en las postrimerías del período colonial. De este número es el citado doctor Raymondis que residia en Valparaiso, un tolonés Latapiat, casado con doña Mónica Monasterio, i un Picarte (Picard)*.

1 «Sin embargo del prospecto de utilidad pública que ofrece el suplicante (esponia el decreto), no habiendo arbitrio para dispensarle su residencia en este Reino, por su calidad de estranjero, sin habilitacion, se dispondrá a ir a España sin demora por la via mas proporcionada, conforme a las leyes de Indias i últimas estrechas órdenes de S. M.>

2 Messier (1730-1817) era lorenes, nacido en Badonveller. Fué miembro de la Academia de Ciencias por 1770.

3 Me he ocupado de este distinguido sabio en mi Historia del desarrollo intelectual de Chile, pájs. 464 i 510 i sigts.

4 VICUÑA MAC-KENNA: Familias chilenas, III, p. 23.

Juan Lavigne, conocido por su apellido «a la chilena» Laviña, era uno de los mas afamados comerciantes en cobre i uno de los mas ricos i estimados del pais en el primer decenio del siglo XIX. (VICUÑA MAC-KENNA: Familias Chilenas, III, p. 22). Casó con Juana Cantero, cuyo estado civil acreditaba en pleno período revolucionario, 1817. (Capitanía Feneral, vol. 206).

Ignoro el grado de veracidad que tenga la residencia en Chile de un Federico Robespierre, hermano menor del célebre Maximiliano, que a estar al Dictionnaire de la conversation, habria huido de la persecucion que siguió al Terror en Francia i muerto en San Felipe.

Segun CHOUTEAU (La France au Chili, páj. 23), este singular personaje i segun versiones tradicionales, no basadas en documento alguno, habria sido conocido, viejo, flaco; viviendo retirado en uno de los suburbios de Santiago; burlado de los muchachos que riendo le gritaban:

«Ya viene el gran Federico,

a caballo en su borrico!»>

No queria ver a alma nacida. Con algunos recursos que le quedaban, habria pasado una vida próxima a la indijencia. No tenia sirviente alguno; él mismo se hacia su comida. Robespierre habria dicho a algunas personas que lo interrogaban que pagaba la deuda de la sangre i que el horror que inspiraba su apellido, le habia obligado a espatriarse. — «Yo no tengo, decia, ni amigos, ni parientes sobre la tierra, i para las jentes que sospechan mi parentesco con Maximiliano, soi un judío.»

Iba todos los dias al mercado, montado en su burro, i como eran mui largas las piernas, casi le arrastraban por el suelo; lo que escitaba la risa de los pilluelos de la ciudad. Para escapar a la curiosidad pública se fué a vivir a San Felipe, donde murió.

Tal es la tradicion. Lo repito, ignoro qué grado de veracidad tenga. Acostumbrado a hacer mis afirmaciones, certificándolas sobre documentos, en presencia de este Robespierre no puedo sino contar el cuento i dejar suspendido sobre ese nombre un punto de interrogacion.

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