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Benignidad de la censura teatral en Chile.-Nómbrase a don Blas Reyes censor interino.-El Aristodemo del poeta italiano Monti.Una junta compuesta de don Juan Egaña, don Agustín Vial Santelices i don Andrés Bello, reemplaza al presbítero Reyes. Reglamento para el teatro promulgado el 26 de julio de 1832.-El Fanatismo, trajedia de Voltaire.-Macías.-La Nona Sangrienta.—Anjelo, tirano de Padua.-Amonestación a los censores.-La junta de censura es aumentada a cinco individuos por decreto de 15 de marzo de 1842.-La Abadía de Castro.-El excesivo recato de la sociedad chilena perjudica al desenvolvimiento del drama.

La censura teatral establecida en Chile no ha opuesto nunca, que yo sepa, dificultades serias a la representación de ninguna pieza, si bien es cierto que sus tijeras han operado a veces mutilaciones mas o menos atentatorias.

Esa majistratura tan ríjida i adusta en otros países, ha sido en el nuestro un portero benigno i condescendiente, que ha permitido entrar en la casa a todo el que golpeaba en la puerta, aunque pareciese sospechoso.

Una porción del auditorio, una parte de la prensa, la autoridad eclesiástica i el gobierno civil se han mostrado mas estrictos i melindrosos que ella. Los guardianes de la moral dramática han sido amonestados o reprendidos en algunas ocasiones por su lenidad; pero ellos han censurado poco o

nada durante la época a que se estienden mis recuerdos, sin que este aserto importe una defensa o panejírico de esa añeja institución.

Asiento un hecho, no discuto.

Yo mismo he sido censor durante algún tiempo; i puedo asegurar con entera certidumbre que siempre concedí el pase a la pieza propuesta, i que nunca suprimí en ella una escena, una frase, una palabra, una tilde.

Todas ellas aparecieron ante el público tales cuales sus padres las habían enjendrado o sus traductores las habían disfrazado.

Es cierto también que todas ellas habían sido representadas en teatros estranjeros, i que, si algunas pecaban por necias, ninguna por inmoral.

Sin embargo, Una Noche Terrible de Octavio Feuillet, i Una Nube de Verano de don Luís Mariano de Larra, me valieron amonestaciones oficiales por mi condescendencia excesiva.

El 15 de octubre de 1830 se colocó la primera piedra, por decirlo así, en el establecimiento de una censura teatral permanente.

El decreto de su fundación está firmado por el presidente don José Tomás Ovalle i su ministro don Diego Portales.

Hélo aquí:

«Santiago, 15 de octubre de 1830.

«Deseando el gobierno evitar los abusos que se han dejado notar en las representaciones teatrales, tanto en algunas obras que se han exhibido, como en la licencia con que suelen desempeñar los actores algunos pasajes, con desagrado del público i

notable agravio de las buenas costumbres, he venido en decretar:

«Artículo 1. No podrá exhibirse ni anunciarse por la compañía dramática o lírica pieza alguna que no sea revisada previamente por el censor del teatro, i haya obtenido su aprobación.

«Artículo 2. Nómbrase para este cargo al presbítero rector del Instituto Nacional don Blas Reyes, interin se publica un reglamento de teatro. Comuníquese.-OVALLE.-Portales».

El clérigo recién nombrado no fue un censor molesto i nimiamente escrupuloso, como aquel famoso padre Castillo de Madrid, cuyo nombre está tan ridículamente ligado a las biografías de don Antonio Jil i Zárate, de don Manuel Bretón de los Herreros, etc.

Un hecho solo bastará para manifestar su tolerancia.

El lector sabe que el Aristodemo de don Miguel Cabrera Nevares se había dado en Santiago el año de 1823 en medio de una oposición suscitada principalmente por el clero.

No obstante, la noche del 12 de febrero de 1832, se representó la pieza antedicha para solemnizar el aniversario de la victoria de Chacabuco i de la proclamación de la independencia.

El Aristodemo del poeta italiano Monti era mui superior al de don Miguel Cabrera Nevares; pero había también en aquella trajedia un pasaje escabroso i siniestro que sobresaltaba siempre a los oyentes, como un abismo sin fondo a cuyo borde es preciso marchar sin que haya un parapeto o barandilla que impida caer en él.

Voi a indicarlo.

El argumento de la pieza está tomado sustancialmente de un capítulo de la historia griega a que se han mezclado algunos adornos i ficciones. La acción se desenvuelve durante la larga i mortífera guerra habida entre Esparta i Mesenia.

La segunda de estas comarcas había sido invadida i asolada por los habitantes de la primera.

Un oráculo significó a los vencidos que debían inmolar a los dioses infernales una doncella casta i pura del linaje de Epito, si deseaban alcanzar la victoria.

el La víctima fue escojida a la suerte; pero padre de la niña designada huyó, dejando el ara sin ofrenda i al pueblo sin espectáculo.

A consecuencia de ello, hubo una consternación jeneral.

Impulsado por el amor a la patria, el fanatismo i la ambición, uno de los guerreros i magnates principales, llamado Aristodemo, descendiente del mismo tronco, ofreció espontáneamente su hija en reemplazo de la fujitiva.

La joven condenada al sacrificio se hallaba próxima a casarse; i su novio, con el intento de salvarla, pretendió que estaba embarazada.

Furioso por la oposición i por la ofensa, Aristodemo mató por su propia mano a la inocente virjen para patentizar ante el pueblo la calumnia.

El feroz caudillo fue proclamado después rei de Mesenia, i derrotó a los espartanos en la lid; pero, obsediado por el espectro sangriento de su hija, perdió el juício, i se suicidó en el sepulcro de

ésta.

Tal es la historia, o si se prefiere la leyenda histórica, que ha servido de fundamento a la trajedia sobre que estoi discurriendo.

La parte de la pieza que daba orijen a los atai censuras de la sociedad, estaba en la escena

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7. del acto 3.o, en que Lisandro, embajador de Esparta, propone la paz a los mesenios.

Con este motivo, se establece el siguiente diálogo entre Aristodemo i Lisandro:

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Hélos aquí: redúcense a cederos

a Anfea i el Taijeto; i a que en Limra
no volvereis a celebrar las fiestas.

Aistodemo

El primero i segundo pacto acepto,
i el tercero repruebo; i aun se exije
la razón por qué Esparta nos escluye
de tributer en Limna sacrificios,

i de aquel numen protector nos priva.

Lisandro

Del centro de estos célebres festejos
saltó la primer chispa de la guerra
que treinta años de sangre no apagaron.
Si la misma ocasión no se remueve,
causará la segunda mas estrage.
Además nos parece indispensable
que, hallándose aun los ánimos fogosos,
se evite una reunión tan peligrosa.

Aristodemo

Con mengua de su nombre, Aristodemo
jamás compró la paz.-Cederse pueden
la subsistencia, honores, vida, hijos

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