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Jerusalén para empezar su predicacion, y convertir con la gracia del Espíritu Santo ocho mil judíos en sus dos primeros sermones.

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- 4. Díganme despues, apoyados en la série de sus consecuencias, que el gefe del Estado podrá valerse de su autoridad y emplazar á juicio á los predicadores; al momento les replicaré tambien, que San Pedro compareció ante el Sanhedrin de los judíos y se defendió con dignidad, advirtiéndoles, que estando por medio la ordenacion de Dios, no podia dispensarse del cumplimiento de su ministerio. La Iglesia compareció asi ante las naciones, y del mismo modo ha de continuar perpétuamente. El gobierno temporal no tiene mas que la alternativa de conformarse ó perseguirla; pero en ningun caso adquirirá el derecho de mandarla, porque los Obispos, sucesores de los Apóstoles, deben. morir entre tormentos primero que enagenar su independencia. No se creia que habia de lle-. gar el tiempo de llevarse la disputa á tal estremo en un pais católico. Antes de la aparicion de las sectas filosóficas, la cuestion de la Iglesia en el Estado se ventila ba bajo otros conceptos. muy distintos, entre los que se habia hecho. lugar la hermosa esplicacion de San Francisco de Sales, á saber, que la Iglesia se halla en el Estado del mismo modo que está el alma en el cuerpo, animándole y perfeccionándole gradualmente. El Gobierno durante el politeismo, entregado á la barbarie y supersticion, sacrificaba á sus dioses infernales víctimas humanas,

y celebraba con abominable libertinage el culto obsceno de sus fiestas, en vez de que luego que la Iglesia entró triunfante en el Estado, no reconoció mas divinidad que al Criador del universo; y ofreciéndole en holocausto la hostia inmaculada del Cordero, adornó con la fe con. yugal y el coro de las vírgenes la magnificencia de sus fiestas. El Estado antes de incorporarse en la Iglesia, impelido de las leyes de la fuerza y desconociendo el derecho natural, dividia los hombres en esclavos y señores, tratando á los primeros con mas vilipendio que á las bestias; en igual de que luego que la Iglesia hizo parte suya proclamó la confraternidad de todos los mortales, y dulcificando, por un efecto de esta moral santa y sublime, el corazon de los legisladores, estrechó los vínculos sociales entre compatricios, estrangeros, gobernantes, gobernados, entre los padres é hijos, domésticos y estraños; y elevó sin coaccion ninguna las naciones á un grado de civilizacion que ni siquiera podian imaginarse los gentiles: civilizacion que siempre va en aumento, y terminaria, si el espíritu religioso no encontrase el obstáculo del pecado y la influencia del mundo, en una fraternidad completa, de lo que la Iglesia primitiva de Jerusalén y la del Paraguay han ofrecido ya ejemplares. He aqui cómo se halla la Iglesia en el Estado, y los títulos que puede presentar en todas las naciones para acreditar Jo favorable y útil que les ha sido su moral y su independencia, El testimonio de estas ver

dades, depositadas en las historias y tradicion de los pueblos, no permite contradiccion á los adversarios de la Iglesia ni cómo habian ; ¿ de impugnarlo, sirviendo de comprobacion de lo pasado lo mismo que se está viendo al presente, solo con saltar la valla de la poblacion cristiana? Pero á pesar de tantas maravillas que acreditan el esplendor de la religion, sys encmigos no se dan por satisfechos; antes por el contrario, viendo á la historia antigua y nueva estrecharles por todas partes y salirles al encuentro el espectáculo de la civilizacion, compafiera inseparable de la Iglesia, nos alegan ahora que esto no obstante, en el hecho de haber nacido en el Estado le pertenece á éste por derecho de precedencia gobernarla; que en suma viene á ser lo mismo que repetir bajo otra forma los sofismas antes rebatidos.

5. La antigüedad del Estado sobre la Iglesia: véase el nuevo argumento de los reformadores. En general la escuela atea lleva en todos sus sistemas el sello que la distingue. Sus corifeos, semejantes á las abejas, haciéndoles favor, buscan, preparan materiales, los reunen, los acoinodan, los dividen, subdividen y vuelven á subdividir; muchos problemas, axiomas, teoremas, secciones, comentarios, observaciones, notas, &c., &c., pero nunca cuentan con el Autor del universo. Sus producciones establecen la soberanía, ya en los reyes, ya en los parlamentos, ya en una cámara, ya en dos; en todo varios menos en olvidarse del Todopoderoso. En conse

cuencia sus teorías, faltas del verdadero principio moral que eslabona las obligaciones, han formado una generacion inquieta, rebelde, tumultuaria, que compite en disolucion con Roma pagana, escede á los bárbaros en el pillage, y al mismo tiempo tan feroz que sacrifica los ministros del Altísimo con tanta frialdad como los sacerdotes paganos inmolaban víctimas á sus ídolos. ¿Quién no se espanta al oir disputar la antigüedad á la santa Iglesia fundada por Jesucristo, coeterno con el Padre? Además de esta consideracion tan decisiva para las personas religiosas, es innegable que, aun contrayendo la Iglesia al tiempo, su aparicion principia con el mundo. Adan y Eva en el estado de inocencia adoraban al Criador con todo el fondo y candidez de su alma. Despues de su caida, la redencion se les anuncia al advenimiento del Mesías en aquellas palabras misteriosas: Ipsa conteret caput tuum. Esta religiosa esperanza, acatada por el inocente Abel y algunos otros justos, continuó siendo el norte del género humano, hasta que corrompido por las sugestiones de la carne fue maldito y extinguido, á escepcion del Patriarca Noé, que se conservó con su familia en la gracia del Señor. Todos los Estados perecieron en el diluvio universal; solo la religion se salvó en la persona de Noé. Este santo Patriarca sale del arca misteriosa, y lo primero que hace es tributar gracias a Dios ofreciendo un sacrificio. Todo el universo guarda silencio entonces sin oirse mas voz que la de la Iglesia.

Sí, la Iglesia, que principió con Adan y se conservó en Noé, es el único eco que resuena en los espacios. La especie humana se multiplica, las abominaciones cunden; pero la Iglesia, conservada en la fe de Abraham, Isaac y Jacob, &c., llega á su cima cuando el Hijo de Dios nace en Belen en cumplimiento de las profecías, y cuando venciendo á Satanás en la cruz y resucitando gloriosamente, dice á sus discípulos: "Id y predicad por todas las naciones..... yo estaré con vosotros hasta la consumacion del mundo." Desde aquel momento la Iglesia adquirió el derecho de propiedad sobre todo el mundo; derecho que David habia anunciado en boca del Eterno Padre diciendo á Jesucristo: "Pídeme, yo te daré todos los pueblos de la tierra." ¡Ah! qué magnífica série de pruebas incontrastables me ofreceria el desarrollo de estas ideas indicadas si el respeto de la fe estuviera tan vivo como en otros tiempos; pero ya que es preciso contestar á tanto número de escritores empeñados en alucinar al trono, renunciare del derecho que me asiste, y como si la Iglesia no estuviese identificada con la creacion del mundo, preguntaré ahora á sus adversarios: ¿bajo de qué concepto la precedencia de tiempo podia dar fueros al gobierno civil para atacar su independencia? ¿Por ventura al advenimiento de Jesucristo no estaba entronizada la supersticion en todo el orbe, posesionado de los estados el abominable culto de sus falsos dioses? Sus ciudades, sus campos, rios, bosques,

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