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excesos, i estén ejecutadas las sentencias.-Publiquese e insértese en la Gazeta Ministerial.

Palacio Directorial de Santiago, Marzo 3 de 1819. Bernardo O'Higgins.-Joaquin de Echeve rría.

Ciudadanía chilena a favor de los naturales del pais

El Director Supremo del Estado de Chile de acuerdo con el Excmo. Senado.

El Gobierno español, siguiendo las máximas de su inhumana política, conservó a los antiguos habitantes de la América bajo la denominacion degra dante de Naturales. Era esto una raza abyecta, que pagando un tributo anual, estaba privada de toda representacion política, i de todo recurso para salir de su condicion servil. Las Leyes de Indias colorían estos abusos, disponiendo que viviesen siempre en clase de menores bajo la tutela de un funcionario titulado Protector Jeneral de naturales. En una palabra nacian esclavos, vivian sin participar de los beneficios de la sociedad, i morian cubiertos de oprobio i miseria. El sistema liberal que ha adoptado Chile no puede permitir que esa porcion preciosa de nuestra especie continúe en tal estado de abatimiento. Por tanto, declaro que para lo sucesivo deben ser llamados ciudadanos chilenos, i libres como los demas habitantes del Estado con quienes tendrán igual voz i representacion, concurriendo por sí mismos a celebrar toda clase de contratos, a la defensa de sus causas, a contraer matrimonio, a comerciar, a elejir las artes a que ten

gan inclinacion, i a ejercer la carrera de las letras, i de las armas, para obtener los empleos políticos, i militares correspondientes a su aptitud. Quedan libres desde esta fecha de la contribucion de tributos. Por consecuencia de su igualdad con todo ciudadano, aun en lo que no se esprese en este decreto, deben tener parte en las pensiones de todos los individuos de la sociedad para el sosten, i defensa de la madre Patria. Queda suprimido el empleo de protector jeneral de naturales como innecesario. Tómese razon de este decreto en las oficinas respectivas, publiquese, imprímase i circúlese.

Palacio Directorial de Santiago de Chile, 4 de Marzo de 1819.--O'Higgins.--Echeverría.

Proclama del Director Supremo a los
habitantes de la frontera

El Supremo Director del Estado a nuestros hermanos los habitantes de la frontera del Sud.

Chile acaba de arrojar de su territorio a sus enemigos despues de nueve años de una guerra obstinada, i sangrienta. Sus fuerzas marítimas i terrestres, sus recursos, i el órden regular que sigue la causa americana en todo el continente, forman un magnífico cuadro, en que mira afianzada su Independencia.

Las valientes tribus de Arauco, i demas indíjenas de la parte meridional, prodigaron su sangre por mas de tres centurias defendiendo su libertad contra el mismo enemigo que hoi es nuestro. ¿Quién no creeria que estos pueblos fuesen nuestros aliados en la lid a que nos obligó el enemigo comun?

Sin embargo, siendo idénticos nuestros derechos, disgustados por ciertos accidentes inevitables en guerra de revolucion, se dejaron seducir de los Jefes Españoles. Esos guerreros, émulos de los antiguos Espartanos en su entusiasmo por la independencia, combatieron encarnizadamente contra nuestras armas, unidos al ejército real, sin mas fruto que el de retardar algo nuestras empresas, i ver correr arroyos de sangre de los descendientes de Caupolican, Tucapel, Colocolo, Galvarino, Lautaro, i demas héroes, que con proezas brillantes inmortalizaron su fama.

¿Cuál habria sido el fruto de esta alianza en el caso de sojuzgar los españoles a Chile? Seguramente el de la pronta esclavitud de sus aliados. Los españoles jamas olvidaron el interes que tenian

en estenderse hasta los confines del territorio austral. Sus preciosas producciones, su incomparable feracidad, i su situacion local, han excitado siempre su ambicion i codicia. Con este objeto han mantenido continua guerra contra sus habitantes, suspendiéndola solo cuando han visto que no hai fuerza capaz de sujetar a unos pueblos que han jurado ser libres a costa de todo sacrificio. Pero no han desistido de sus designios, pues en los tiempos que suspendieron las armas fomentaron la guerra intestina, para que destruyéndose mutuamente los naturales, les quedase franco el paso a sus proyectos. Entre tanto el comercio no era sino un criminal monopolio: la mentira, la perfidia, el fraude, el robo, i en fin todos los vicios daban impulso a sus relaciones políticas i comerciales.

Pueblos del Sud, decidme si en esto hai alguna exajeracion: i si por el contrario apénas os presento un lisonjero bosquejo de la conducta española, convendreis precisamente en que dominando España a Chile, se hubiera estendido sobre vuestros paises

como una plaga desoladora, concluyendo con imponeros su yugo de fierro que acaso jamas podriais sufrir.

En el discurso de la guerra pensé muchas veces hablaros sobre esto, i me detuve porque conocí que estabais mui prevenidos a cerrar los oidos a la voz de la verdad. Ahora que no hai un motivo de consideracion hácia vosotros, ni ménos a los Españoles, creo me escuchareis persuadidos de que solo me mueve el objeto santo de vuestro bien particular, i del comun del hemisferio chileno.

Nosotros hemos jurado, i comprado con nuestra sangre esa Independencia, que habeis sabido conservar al mismo precio. Siendo idéntica nuestra causa, no conccemos en la tierra otro enemigo de ella que el español. No hai ni puede haber una ra zon que nos haga enemigos, cuando sobre estos principios incontestables de mutua conveniencia política, descendemos todos de unos mismos padres, habitamos bajo de un clima; i las producciones de nuestro territorio, nuestros hábitos, i nuestras necesidades respectivas nos invitan a vivir en la mas inalterable buena armonía i fraternidad.

El sistema liberal nos obliga a correjir los antiguos abusos del Gobierno español, cuya conducta antipolitica diseminó entre vosotros la desconfianza. Todo motivo de queja desaparecerá si restablecenios los vínculos de la amistad, i union a que nos convida la naturaleza. Yo os ofrezco como Supremo majistrado del pueblo chileno que de acuerdo con vosotros se formarán los pactos de nuestra alianza, de modo que sean indisolubles nuestra amistad, i relaciones sociales. Las bases sólidas de la buena fé deben cimentarlas, i su exacta observancia producirá la felicidad i seguridad de todos nuestros pueblos. Se impondrán penas severas a los infi ac

tores, que se ejecutarán a vista de la parte ofendi. da, para que el ejemplo reprima a los díscoles.

Nuestras escuelas estarán abiertas para los jóvenes vuestros que voluntariamente quieran venir a educarse en ellas, siendo de cuenta de nuestro Erario todo costo. De este modo se propagarán la civilizacion, i luces que hacen a los hombres sociales, francos, i virtuosos, conociendo el enlace que hai entre los derechos del individuo i los de la sociedad; i que para conservarlos en su territorio es preciso respetar los de los pueblos circunvecinos. De este conocimiento nacerá la confianza para que nuestros comerciantes entren a vuestro territorio sin temor de extorsion alguna, i que vosotros hagais lo mismo en el nuestro, bajo la salvaguardia del derecho de jentes que observaremos relijiosamente.

Me lleno de complacencia al considerar bajo estas proposiciones a unos hombres que aman su independencia como el mejor don del cielo; que poseen un talento capaz de discernir las benéficas intenciones del pueblo chileno; i que aceptándolas, desmentirán el errado concepto de los Europeos sobre su trato, i costumbres.

Araucanos, Ceruchos, Huilliches, i todas las tribus indíjenas australes: ya no os habia un Presidente, que siendo solo un siervo del rei de España afectaba sobre vosotros una superioridad ilimitada: os habla el jefe de un pueblo libre i soberano, que reconoce vuestra independencia, i está pronto a ratificar este reconocimiento por un acto público, i solemne, firmando al mismo tiempo la gran carta de nuestra alianza para presentarla al mundo como el muro inexpugnable de la libertad de nuestros Estados. Contestadme por el conducto del Gobernador Intendente de Concepcion a quien he encargado trate este interesante negocio, i me avise de

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