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años de la Universidad de San Márcos de Lima i oidor provisto de la audiencia de Charcas (1).

Su madre se llamaba doña María Andrea de Leon, de la familia del célebre bibliógrafo Leon Pinelo (2).

Una de las hermanas de don Pedro de Rojas era mujer de don Miguel Núñez de Sanabria, oidor de Lima.

Del matrimonio de Rojas con la señora Madriz habian nacido siete hijos: Juana, Gregorio, Francisco, Andres, José, María Andrea i Pedro Miguel.

Así lo declara la señora Madriz en el testamento que, con motivo de una grave enfermedad, otorgó en Santiago ante José Alvarez de Henestrosa en 27 de febrero de

1712.

En tan críticas circunstancias don Pedro de Rojas se encontraba en Lima; i la aflijida señora ordenó que tan luego como ella muriera sus hijos fueran llevados sin tardanza al Perú.

Algunos regresaron mas tarde a Chile.

Entre éstos se cuenta don Andres de Rojas i la Madriz, el cual vino en compañía de su tio el doctor don Alejo Fernando de Rojas i Acevedo, nombrado obispo de Santiago (3).

Don Andres se consagró al comercio en nuestro pais,

(1) MENDIBURU, Diccionario Histórico-Biográfico del Perú.

(2) Así se lee en el diccionario de Mendiburu. Don Gabriel René Moreno, primero, en su Biblioteca Peruana, tomo 2.o, pájina 465, i don José Toribio Medina, despues, en su Biblioteca Hispano-Americana, tomo VI, pájina XCVIII, nota 22, han asegurado que la mujer del doctor Rojas era hermana del bibliógrafo, fundándose en que la última tambien llevaba los nombres de María Andrea; pero esta es una equivocacion, como lo ha demostrado don Juan Enrique O'Rian. Véase Chile Moderno, tomo 1.o, número 1.o, artículo sobre don Antonio de Leon Pinelo. Revista literaria publicada en Valparaiso. Julio de 1903.

(3) Amunátegui, La Crónica de 1810, tomo 2.o, pájina 6. Sobre don

i su nombre aparece entre los comerciantes de la capital en el año 1730 (1).

En esta fecha ya habia contraido matrimonio con una de las hijas del mayorazgo don Juan de Dios de la Cerda i Hermúa, doña Catalina de la Cerda i Carvajal, quien le llevó una gran dote (2).

Se comprende, pues, que con este ausilio don Andres de Rojas pudiera dar importante jiro a sus negocios.

En un espacio de tiempo relativamente corto adquirió dos propiedades raices: una casa en Santiago, a una cuadra de distancia de la iglesia de San Agustin, en la esquina nor-poniente de la calle de San Antonio (3); i la hacienda de Polpaico, la cual media 8,710 cuadras, comprada en 1734, en la suma de 10,000 pesos, a la sucecion de su suegro (4).

A la época de su muerte, don Andres de Rojas era tambien dueño de otras propiedades.

A un personaje de esta categoría no podian faltarle los honores i distinciones.

Primeramente perteneció al cabildo de Santiago como rejidor anual; en seguida fué nombrado, en el año 1742, alcalde ordinario; i, por último, ocupó una de las plazas de rejidor perpetuo.

Alejo Fernando de Rojas da noticias Mendiburu en su Diccionario, i Medina en su Biblioteca Hispano-Chilena, tomo 2.o, pájina 368.

(1) Protocolo de Bartolomé Mundaca.

(2) Carta de recibo otorgada ante Juan de Morales Narváez en 18 de noviembre de 1729.

(3) En este mismo sitio se levanta la casa de don Alberto Mackenna i de doña Mercedes Matte de Mackenna. AмUNÁTEGUI, La Crónica de 1810, tomo 2.o, pájina 6.

(4) Véase el capítulo de esta obra sobre el mayorazgo Cerda, tomo 1.o, pájina 135, nota 1.

Ejerció ademas las funciones de juez de comercio (1). En su carácter de rejidor del cabildo, don Andres de Rojas fué comisionado por el presidente Guilli Gonzaga, con fecha 7 de agosto de 1767, para que ocupara en nombre del rei el colejio de jesuitas de Bucalemu e hiciera trasladar a los padres a Valparaiso.

En el cumplimiento de estas instrucciones Rojas observó suma prudencia, i quiso dejar en el convento a algunos relijiosos enfermos o ancianos; pero éstos no aceptaron la gracia que les ofrecia (2).

La señora Cerda i Carvajal murió jóven, i de sus hijos solo llegaron a la mayor edad cuatro mujeres: doña María Mercedes, casada con don Jerónimo José de Herrera i Moron; doña Catalina, relijiosa del monasterio de Santa Clara; doña Rosa, casada con don Antonio del Aguila i Reyes; i doña María Loreto, casada en primeras nupcias con don Ignacio de Vargas i Roco, i en segundas con don José Rodriguez Pimentel (3).

Don Andres de Rojas contrajo segundas nupcias con doña María Mercedes Urtugurem i Calderon, de la cual tuvo los hijos que siguen:

1) Doña María Josefa, mujer de don Juan Gregorio Cruzat.

2) Doña Mariana, relijiosa del monasterio del Cármen de San José.

3) Doña Ana Josefa, muerta a los quince años. 4) Don José Antonio.

(1) Informacion de nobleza de don Eusebio de Herrera i Rojas.

(2) BARROS ARANA, Historia Jeneral de Chile, tomo 6.o, pájina 281. (3) Esta señora fué sepultada en la iglesia de la Merced a 16 de enero de 1803. Archivo parroquial del Sagrario.

5) Doña Rosa, mujer de don Agustin Infante i Prado, ensayador de la Casa de Moneda (1).

6) Don Agustin.

7) Doña María Andrea.

8) Doña Manuela, mujer de don José Miguel de Prado i Covarrubias.

9) Doña María Mercedes, mujer de don Francisco de Paula Herrera i Rojas, hijo de doña Mercedes Rojas i Cerda.

10) Doña María Mercedes.

11) Don Manuel.

Estos dos últimos murieron de menor edad.

Don Andres de Rojas dió poder para testar a su segunda mujer ante Santiago de Santibáñez en 14 de enero de 1775; i la señora Urtugurem cumplió este encargo con fecha 15 de mayo siguiente, en los protocolos del mismo escribano (2).

II

Don Andres de Rojas era hombre de caudal i juicio», segun escribia el asesor del virrei del Perú al pre. sidente Guill i Gonzaga, cuando éste vino a tomar posesion del gobierno de Chile (3).

No debe, pues, atribuirse a flaqueza de espíritu su propósito de fundar un mayorazgo en favor de su hijo

(1) Estos son los padres del benemérito patriota don José Miguel Infante.

(2) Doña Maria Mercedes Urtugurem i Calderon otorgó su propio testamento ante Luis Luque Moreno en 8 de octubre de 1777.

(3) Don José Perfecto Salas. Anales de la Universidad, 1896.

don José Antonio i sus descendientes, sino mas bien a la influencia de las preocupaciones que entónces reinaban en nuestra sociedad.

Por lo demas, al proceder así, don Andres debió tener mui en cuenta la circunstancia de que sus hijas del primer matrimonio i algunas del segundo se hallaban casadas o habian hecho profesion relijiosa.

La verdad es que en las postrimerías de su vida encargó a su hijo don José Antonio, con motivo de un viaje que éste hizo a la Península, solicitara del rei la licencia necesaria para establecer aquel mayorazgo, sobre la casa de su morada i la estancia de Polpaico.

Don José Antonio habia nacido en 1742, i contaba entónces treinta años de edad (1).

Su hoja de servicios era bastante lucida, i no le faltaban los honores militares, que constituian un complemento indispensable para la dignidad de una persona noble en aquellos tiempos.

Habia empezado por sentar plaza de cadete en una de las compañías de infantería que servian de defensa a la plaza de Santa Juana en las fronteras de Arauco; i, con fecha 4 de agosto de 1759, el presidente Amat le habia nombrado capitan de caballería del batallon de Santiago.

Don José Antonio se habia dejado llevar así por la corriente acostumbrada entre los jóvenes criollos de nuestro pais.

Manifestó, sin embargo, que poseia dotes especiales de intelijencia i de carácter cuando se matriculó en el curso de matemáticas de la Universidad de San Felipe,

(1) Apéndice, número 1.

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