Os mandais con el viento voluptuosos Talvez amándoos en union divina Mientras la frente vuestros pies halaga Resbala la existencia peregrina I en las alas de amor tranquila vaga. Si es cierto que abrigais, cándidas flores, La blanca luz de hermosa fantasía, Si mucho gozareis, tambien dolores Vendrán a atormentaros dia a dia. Mil veces mirareis al ronco viento Otras veces vereis hoja por hoja I así tendréis en la existencia amarga Eternos dias de tristeza i llanto... Eternos, sí, porque la vida es larga Si la angustia lo envuelve con su manto. Mas si esperanzas, oh flores, os asiste, Talvez en el sufrir tendréis la calma Esperar i sufrir, cualidad triste Del sér que siente porque abriga un alma. Bosquejos Al Paraguai. Estendidas i fértiles llanuras con jigantescos bosques seculares, profundas hondonadas llenas de entretejidas espesuras Allí, en tiempos lejanos, teocrático poder sentó su planta, i, uniendo en su redor seres humanos, con próspera fortuna, ante sumisa grei la cruz levanta... i de un pueblo viril surjió la cuna.. Ese pueblo, mas tarde, sencillo i vigoroso, aislado crece i, de su independencia haciendo alarde, encerrado en selvático aislamiento; i el pueblo aquel que al parecer dormia, como por chispa eléctrica tocado, unísono lanzó grito de guerra i empuñando el fusil, se hizo soldado. Con sangre, en el lidiar, tiñó sus rios; con sangre, en el lidiar, inundó el suelo, bravo luchó sin amenguar sus brios; i de amor patrio en el sublime anhelo, fué aquel pueblo en virtudes tan fecundo, defendiendo a la madre amenazada, que al fin de la titánica jornada, le admiró el invasor i asombró al mundo. Cayó como cae el fuerte: desangrado i tenaz cayó luchando... quien logró dominarle fué la muerte. Hoi en aquellos campos que la guerra cubrió de horror i duelo, con luces de alborada, en suaves lampos, brillante porvenir ofrece el cielo. Como en resurreccion, hoi se levanta aquel pueblo viril a nueva vida i hácia la libertad mueve su planta seguro de una Tierra Prometida. Serena libertad su faro encienda para tí, Paraguai, en tu camino. Tu pasa do es una épica leyenda digna del gran poeta florentino. 1902 El Poeta i el Vulgo Al altanero i encumbrado pino I él respondió: «Yo doi al peregrino Así el vulgo al poeta gritó un dia:«¿Por qué mirais indiferente el suelo? ¿Qué haceis? ¿quién sois?» I el bardo respondia: «Soi mas que vos, porque, talvez, recelo Que solo de mi canto a la armonía Comprendeis que hai un Dios i que hai un cielo». Soneto Fugaces brisas de la fresca tarde Que dais mil besos a la flor naciente Hijas mimadas del verano ardiente, Si de sentir i amar haceis alarde; Ved a ese junco que dobló cobarde Vedlo, i lijeras detened un tanto Con su alba frente la corriente sella, Mi Horóscopo SONETO No estaba el Diablo, al nacer yo, de buenas, Por no sé que doméstico altercado; Vióme, levantó el eco i dijo airado: «Chico, en mala hora la existencia estrenas.>> «La pobreza, compendio de las penas, Al fin te casarás; pero presiento Que tu mujer tambien»... aquí joh desgracia! Diole al Diablo una tos i acabó el cuento. Os ruego mi lector, con eficacia Si adivinas del Diablo el pensamiento Que me lo reveleis, i me hareis gracia. Deseos Si yo fuera la brisa pasajera, Aliento perfumado de las flores, Enredado en tu suelta cabellera Murmurara a tu oido mis amores. Quisiera ser alguna flor nacida Entre las flores del jardin ameno, ANTOLOJIA CHILENA |