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CAMILO HENRÍQUEZ

POR

MIGUEL LUIS AMUNÁTEGUI,
Individuo correspondiente de la Real Academia Española

i de la Real Academia de la Historia

EDICIÓN OFICIAL

томO II

SANTIAGO DE CHILE

IMPRENTA NACIONAL, CALLE DE LA MONEDA, 112

1889

SA 6480.8

Harvard College Library

Cift of

Archibald Cary Coolidge

and

Clarence Leonard Hay

April 7, 1909.

I

Canto de Camilo Henríquez a la victoria de Maipo.-Resultados de esta batalla, según él mismo.-Camilo Henríquez considera imposible todo avenimiento con la España.-Ossorio, i sobre todo, Marcó, contribuyen con sus desafueros a que la idea de la independencia se difunda en todo Chile.

El 5 de abril de 1818 es una fecha memorable en los fastos de la América.

La victoria de Maipo fijó con clavos de hierro i acero la independencia de Chile.

Las tropas españolas escapadas del desastre se refujiaron en el sur del país, como esas nubes rotas que, después de una tempestad, el viento empuja hacia una de las estremidades del horizonte, donde se agrupan, sin fuerza para volver a encapotar el

cielo.

El león estaba, por fin, acorralado.

Aquel triúnfo espléndido despertó en Buenos Aires, i con razón, un entusiasmo inmenso.

Camilo Henríquez descolgó su desvencijada lira, llena de polvo i telarañas; i como un antiguo bardo entonó, aunque con débil voz, el siguiente canto, que desgraciadamente no brilla por su estro poético:

LA VICTORIA DE MAIPO

Jenio de Urania, que en profundos tonos
el porvenir i los destinos cantas
de las naciones i de los imperios,
hoi se te ofrece un argumento ilustre.
De Bonaria el renombre ves unido
con la gloria inmortal del claro Arauco,
i unos mismos laureles le coronan.

Un poder de dos lustros ha humillado
la fuerza i el orgullo de la España,
potencia tan robusta en otro tiempo.
Se confunden del Maipo en la llanura
las esperanzas del monarca ibero,
hijo de Carlos V i Luís XIV,
de los godos delicia sempiterna,
amantes del terror e ingratitudes.

Del ministro (1) Pizarro el plan estenso
de agresión por tres puntos diferentes
de un solo golpe se frustró sin duda.
Tantas combinaciones misteriosas,
mover al norte, mover al mediodía,
alarmar a la Europa, al mundo entero,
tantas solicitudes, tantos pasos,
cual la invencible armada, se disipan.

Un Pueirredón (2) i un San Martín existen

i el ministro Pizarro lo ignoraba.

¡Cosas de España! ¡Olvidos insufribles!
I esta brillante hazaña, esta victoria
¿será como los otros claros hechos,
espléndidos, mas no útiles al mundo,
i que antes fortifican sus cadenas,
agravan sus pensiones i amarguras,
i sostienen los tronos opresores
sobre el cañón i el sable cimentados?
¿Será como los triúnfos europeos

malditos de los pueblos vencedores,

(1) Ministro de estado del rei de España.

(2) El gobierno que inventa los recursos, i elije i sostiene a los jenerales, se baña en el esplendor de las victorias.

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